Hemos repetido hasta la saciedad que el mercado del fútbol profesional se disparó hace tiempo, que lo que cobran los jugadores es totalmente desorbitado, que es una vergüenza a tenor de las necesidades existentes hoy en día... Pero casi me sorprende más que haya niños que ganen incluso más que los propios futbolistas. Me refiero a menores youtubers cuyas ganancias se están multiplicando de manera exponencial por promocionar productos y juguetes de determinadas empresas. A su temprana edad, son más rentables que la inmensa mayoría de los adultos. Ryan Kaji, niño estadounidense de ocho años, y Anastasia Radzinskaya, niña estadounidense de origen ruso de cinco años, son los protagonistas de dos de los tres canales de YouTube mejor pagados en 2019. Según la revista especializada Forbes, Ryan ingresó algo más de 23 millones de euros, mientras que Anastasia ganó unos 16 millones. Cantidades que, siguiendo con el mismo símil, superan solo los mejores futbolistas, como Messi (se embolsa unos 40 millones al año) o Cristiano (unos 31). Estos jovencísimos influencers se han convertido en auténticas estrellas en las redes sociales y nadie sabe el futuro que les espera. Pero es necesaria una reflexión acerca de la existencia de estos desproporcionados negocios con niños como objetos.