Quizás se acuerden del guardián de las estrellas, aquel paisano al que preguntaron por las navidades en la tele y dejó un discurso para la eternidad: “Estáis usando a mi estirpe como ganado para mantener al sol vivo”. La joya está en Youtube, pero mientras la buscan les regalo esta otra de todo un presidente defendiendo Zorra, el temazo: “A la fachosfera le hubiera gustado el Cara al Sol”. O sea, soy tan democrático que estoy dispuesto a que pienses como yo.

Ya ven. Si uno discrepa aún de lo estético no sólo lo toman por imbécil enemigo; encima lo tachan de faccioso, tonto con un pie fuera de la ley. Quien suspende la gestión de Irene Montero es una terfa retrógrada aferrada al privilegio o un señoro nostálgico del franquismo. Quien cree que la inmigración trae algo más que exotismo molón, un paleto racista. Quien está en desacuerdo con la amnistía, un ignorante centrípeto con nula visión de futuro. No basta empujar al diferente al otro lado de la valla ideológica –¡facha!–: además hay que rebajar su capacidad neuronal –¡cuñao!–.

Sin duda pervive una derecha clasista la cual considera un despropósito esto de que unos advenedizos gobiernen el país. Pero en cierta izquierda el clasismo se viste de paternalista superioridad moral con la que, de buen rollo, se empeña en reeducarnos y, de muy malo, ofende. Son palabras maridadas a su gusto por Sánchez, estrella de los guardianes: “Zorra es ochentera y provocadora, y el feminismo es justo y divertido”. De modo que, si la canción me parece un mojón, no es porque prefiera Miss camiseta mojada: es porque mi machismo injusto y plomizo elige El Novio de la muerte. En versión chunda-chunda.