En la tragicomedia marrón de las varias estafas en la adquisición de mascarillas por parte de diversas administraciones públicas, hemos llegado hace tiempo al punto en que es imposible seguir el argumento. Cada día salen media docena de informaciones con los últimos pufos, con la particularidad de que los medios las publican en función de sus afinidades. Así, unas cabeceras se centran en exclusiva en la trama Koldo-Ábalos y otras solo dan cuenta de la que afecta al entorno del PP o, personalizando, de Isabel Díaz Ayuso.

Para que todo resulte más lioso y, de propina, más vergonzoso, en las cortes españolas van a funcionar en paralelo dos comisiones de investigación, impulsadas por las mayorías correspondientes. Así, la del Senado buscará unas conclusiones a imagen y semejanza del PP, con su mayoría absoluta, mientras que en la del Congreso, el PSOE procurará limitar sus daños (otra cosa es que lo consiga) y cargar contra la formación de Núñez Feijóo.

Koldo canta, pero poco

Tiene toda la pinta de que las batallas van a ser tan épicas como estériles. Cada contendiente tirará por elevación en las citaciones (ya lo están haciendo), y veremos en una u otra cámara o en las dos comparecencias de alto voltaje, desde la propia presidenta del Congreso, Francina Armengol, a la presidenta madrileña, pasando por varios ministros y exministros y quizá hasta la esposa del presidente del gobierno español, a la que los populares han convertido en pieza de caza mayor. Todo eso, en el fragor de la campaña de las elecciones vascas, catalanas y europeas. Ruido y más ruido sin ninguna consecuencia práctica.

Mientras, el fulano que prendió la mecha de esta bochornosa pirotecnia, el barakaldarra que echó raíces en Navarra Koldo García Izaguirre, se deja entrevistar en El Mundo por Esteban Urreiztieta, posando ambos en una bizarra mesa corrida con mantel a cuadros y katxis y vasos de plasticorro.

Ni tira de la manta ni deja de tirar. Por el momento, suelta algunas indirectas a lo Bárcenas, defiende a su exjefe Ábalos –“¡Es el puto amo!”– y califica como hijos de puta a los dirigentes del mismo partido, el PSOE, que dice sigue siendo el suyo. ¡País!