Cada día Diestralandia tiene uno o varios afanes. El de hoy venía telegrafiado y con nombre propio: Laura Borràs. La suspensión de la dirigente de Junts como diputada y, en consecuencia, presidenta del Parlament ha engrasado los teclados de los amanuenses que, por lo demás, nunca la han tenido en gran estima.

"Borràs es una anomalía provocada de un independentismo que ha abierto el camino a talibanes, de uno y otro signo, que han conseguido medrar"

Francisco Marhuenda

Aquí les va la primera prueba. “La caradura de Laura Borràs” titula Francisco Marhuenda su homilía en La Razón. Y así queda glosada la politica: “Borràs es una muestra de esa degradación que produce un profundo cansancio. Nadie quiere hacerla desaparecer, porque es un personaje intrascendente. Una anomalía provocada de un independentismo que ha abierto el camino a talibanes, de uno y otro signo, que han conseguido medrar”.

Si dos y dos son cuatro, el siempre excesivo Miquel Giménez le tiene que dedicar unas líneas hirientes. Lo hace tirando de título creativo: “Amo a Laura”. En cuanto a letra pequeña, parches del repertorio habitual: “Señoras y señores diputados, amen ustedes también a Laura y no destruyan esa flor amarilla, déjenle que llegue a los dos años – total, es en marzo – y que la buena mujer pueda cobrar una pensión que ya quisiéramos para nosotros todos los españoles. Total, ya no viene de un escándalo más. Y el Gobierno de Sánchez regalando quinientos millones a los separatistas, pactando que el español quede proscrito de las aulas y que se reformen las leyes para que puedas dar golpes de estado sin que pase nada ¿Me comprenden cuando digo que Cataluña no tiene arreglo?”.

"Intensa, rotunda y desbordante, Laura Borràs es una representante destacada de la contemporaneidad populista"

Iñaki Ellakuría

En El Mundo, Iñaki Ellakuría traza su perfil a brochazo limpio. De saque, la presenta como “La diva excesiva del trumpismo catalán”. Y debajo, esto: “Intensa, rotunda y desbordante, Laura Borràs (Barcelona, 1970) es una representante destacada de la contemporaneidad populista: domina la agitación de las emociones, sentimientos y mentiras para combinarlas en favor de sus intereses personales, que no tienen que ver, estrictamente, con los del partido que todavía preside, el convulso JxCat”.

En El Español, Ferrán Caballero la compara con Griñán, antes de retratarla así: “Pero a Borràs le encanta el poder. Algunos pensaron que lo suyo era sólo voluntad de cámara, de salir siempre en la foto y ocupando todo el centro. Pero tras esta frívola tendencia a colarse hasta en los selfis de los japoneses se esconde, parece, una voluntad de poder que es cada vez más incómoda para propios y extraños”.

Parada y fonda en El Debate, donde Mayte Alcaraz aprovecha el viaje para obsequiar a la parroqui con un dos por uno: “La interfecta Borràs, que tiene uno de los sueldos más altos de la Administración (158.399,58 euros españolazos), es otro producto más del régimen sanchista, donde el nacionalismo y la izquierda pueden delinquir porque lo hacen por un bien superior (la identidad catalana o los parados andaluces) y si son pillados siempre vendrá Pedro Sánchez en su auxilio para constatar que, se llame Laura Borràs o se llame Pepe Griñán, por culpa de la destructiva derecha, «pagan justos por pecadores»”.