Me dirijo a ustedes, queridos lectores, con el corazón en un puño, esperando conocer cuál será la decisión que adopte el presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez, tras su impasse de meditación. Reconozco que el ambiente político en la corte madrileña es insoportable y que los ciudadanos no nos merecemos semejante espectáculo circense, pero también les diría que, una vez leída la tan comentada carta a la ciudadanía, se me hace muy duro asimilar que todo un presidente de gobierno se tome cinco días para meditar si sigue o no.

Por otro lado, la ciudadanía vasca ha hablado y ha decidido que, a pesar de bajar 4 parlamentarios, EAJ-PNV sigue siendo la primera fuerza en el Parlamento Vasco y todo apunta a que, una vez más, salvo sorpresas, la entente EAJ-PNV con el PSOE que arrancó con el recientemente fallecido y tan llorado lehendakari José Antonio Ardanza será la fórmula de gobierno que se imponga.

Pues bien, comprobados los resultados, ahora que está tan de moda hacer caso al mandato popular, les escribo, sin querer ser pretencioso ni arrogante, esta carta a la ciudadanía donde, habiendo observado en la campaña electoral que el sector primario es estratégico para todos los partidos políticos que compitieron para lograr representación en el Parlamento, incluso los que se quedaron fuera, me siento perfectamente legitimado para interpretar el mandato popular y considero que es obligado que el nuevo ejecutivo vasco cuente con un departamento propio de Alimentación y Medio Natural que aúne todo lo relacionado con el sector primario, la cadena alimentaria, industria agroalimentaria y competencias de consumo, así como amplias potestades en todo lo concerniente al medio natural.

Todo dependerá del número de departamentos con los que cuente el nuevo ejecutivo y de lo que apriete el socio minoritario, ahora con dos parlamentarios más. Pero como les decía, al igual que Arnaldo Otegi les dice a todos lo que él considera que es el mandato popular, yo, que me vengo arriba fácilmente, les digo que el mandato popular reclama un departamento propio.

No obstante, esta carta a la ciudadanía también quiere abordar todo lo relativo al mandato popular de la simplificación de la PAC y de la reducción de la burocracia, puesto que el Parlamento europeo, segundos antes de que suene la campana de su disolución, acaba de aprobar una serie de medidas tendentes a simplificar la dichosa PAC.

El Ministerio, por su parte, también ha publicado un listado de 43 medidas como respuesta a las movilizaciones de los agricultores, pero unos y otros, a mi parecer, se han olvidado clamorosamente de la ganadería y, muy particularmente, de la ganadería familiar y de montaña tan característica, entre otros lugares, de la Cornisa Cantábrica y de los Pirineos.

Unos y otros anuncian que las explotaciones con una dimensión menor a las 10 hectáreas o, como dicen los periodistas, 10 campos de fútbol quedarán exentos de inspecciones y controles de la condicionalidad reforzada, y si bien es de reconocer que es un avance para los agricultores afectados, pero sobre todo para las administraciones, no es menos cierto que las explotaciones familiares y profesionales, que normalmente superan las 10 hectáreas, quedan nuevamente relegadas al olvido.

Igualmente, y esto le afecta exclusivamente al Ministerio, se habla de las diferentes BCAM pero, lamentablemente, se olvidan de la BCAM 10 que regula la cuestión del estiércol y purines que tanto afecta a las zonas de montaña de la Cornisa. Esta BCAM 10 es un regalo envenenado de la ínclita ministra Teresa Ribera que, tal y como les anuncié la semana pasada, encabezará la candidatura socialista al Parlamento europeo. La eliminación de esta BCAM 10 depende, única y exclusivamente, del Gobierno central por lo que no tiene sentido que se dediquen a lanzar balones fuera hacia instancias europeas.

Algo similar ocurre con la cuestión del lobo, que es fundamental para la ganadería extensiva de toda la península, pero muy especialmente para aquellos territorios situados al norte del río Duero.

El Ministerio de Agricultura calla vergonzosamente ante el atropello del Ministerio de Transición Ecológica de la señora Ribera, por lo que es más pertinente que nunca, ahora que Ribera se va a Bruselas, que Luis Planas se ponga firme en su sitio y, dando un golpe en la mesa del Consejo de Ministros, revierta la normativa aplicada al lobo a la situación previa al año 2021 donde, con la ayuda de territorios como Ceuta, Melilla, Baleares y Canarias que nunca tuvieron ni tendrán lobos, se impuso la entrada del lobo en el listado Lespre, listado de especies de especial protección, sin consenso con las comunidades autónomas más afectadas por los ataques de lobo como son Castilla y León, Galicia, Asturias, Cantabria, Euskadi, Rioja, etc.

Esta cuestión del lobo ha sido tratada esta misma semana en el Congreso de los Diputados, donde se votaba la toma en consideración de la Proposición de Ley que salió adelante al contar con 180 votos favorables de PP, Vox, Junts y EAJ-PNV, con 155 votos contrarios de PSOE, Sumar, Podemos, ERC y otras fuerzas minoritarias de izquierda, y con 7 abstenciones, comprensible en el caso de Coalición Canaria y vergonzante, en tanto en cuanto iba en contra del mandato popular de los ganaderos vascos, de EH Bildu.

En fin, les dejo, que esta filípica se alarga y más que una carta podríamos hablar de un tratado a la ciudadanía.