eis meses después de que las alumnas y alumnos vascos tuvieran que abandonar su asistencia a las aulas tras el cierre de los centros educativos decretado por el Gobierno Vasco ante la emergencia sanitaria a causa del coronavirus, arranca hoy en Euskadi la denominada vuelta al cole para iniciar el curso más atípico que se recuerda. Las extraordinarias medidas de prevención sociosanitaria marcan la excepcionalidad del regreso a las imprescindibles clases presenciales. Administración y docentes están listos, con algunas incertidumbres todavía, para un curso en el que la prioridad, además de las lógicas educativas y formativas, será la de mantener a raya al coronavirus. En los menores, pero también en la comunidad educativa y en las familias. La educación y sus protagonistas -incluidas las familias- han tenido que reinventarse y adaptarse, como todo, a la realidad que impone la crisis sanitaria y docentes y Administración han estado planificando que el curso pueda celebrarse con las mayores garantías posibles. El departamento de Educación elaboró un protocolo ya en junio para el inicio de curso de forma segura, que, tras las aportaciones de los agentes educativos, se ha ido actualizando con planes de contingencia y los planes del servicio de prevención de riesgos laborales específicos y que los centros han tenido que implantar para preservar la salud de docentes y alumnado, con el fin de garantizar un derecho básico como es la educación. Además, la Consejería ha reforzado en las últimas semanas, en coordinación con el de Salud, el protocolo adaptado a la nueva situación de la pandemia en Euskadi. Es obvio que, pese a la puesta en marcha de todas las medidas para garantizar la seguridad en las aulas, el riesgo cero no existe. Sin embargo, parte de la comunidad educativa y de las familias han mostrado sus recelos. Al aumento de esta incertidumbre y de la extensión de cierta sensación de riesgo sin prueba alguna ha contribuido en gran parte la actitud de los sindicatos de la enseñanza, que incluso han convocado una huelga, inexplicable justo al inicio de curso y bajo argumentos que poco tienen que ver con la realidad y menos aún con la presunta falta de seguridad. El regreso a las aulas es, con todos los matices y cumpliendo con la debida responsabilidad individual y colectiva como para el resto de actividades sociales y familiares, necesario, gozoso y seguro.