Tan solo dos días después del fallo del Tribunal Superior de Justicia de la UE sobre la inmunidad del presidente de ERC Oriol Junqueras, servido como correctivo al Tribunal Supremo y desautorizando su situación de prisión provisional desde junio, definitiva tras la sentencia a los líderes del procés de otoño; el 28º congreso de los republicanos situó ayer estratégicamente los pasos a dar sin renunciar a la independencia. La ponencia política, apoyada ampliamente por la militancia con 558 votos a favor, 20 en contra y 19 en blanco, sitúa de nuevo el referéndum de autodeterminación como hito clave de la ruta a seguir asentando la vía pactada o la instancia al Estado a autorizar la consulta gracias al avance del independentismo, la movilización y la generación de grandes consensos sin desistir, sin embargo, de la unilateralidad, ausente en el texto. La estrategia de ERC se plantea en un momento clave para el desbloqueo político en el Estado con el llamamiento inequívoco a un diálogo que desplace, según apuntó ayer el coordinador general, Pere Aragonès, a la represión. ERC se halla ante una importante ventana de oportunidad que ha de gestionar con urgencia y en medio de un escenario de presión que dibujan los ritmos para el éxito de una investidura, el hartazgo ciudadano de unas terceras elecciones generales y la alternativa de la derecha española, letal para los independentistas catalanes. La palabras ayer también del Gobierno en voz de la vicepresidenta en funciones Carmen Calvo apelando al diálogo entre diferentes para lograr “una salida para Catalunya” dibujan la prisa para la vía libre a un Gobierno en las dos próximas semanas que, si descarrila en estas fechas, no solo enfriaría la relación entre ambos actores, también dejaría al albur de unos nuevos comicios la solución al conflicto catalán. Con todo, y sin renunciar a ninguna vía, tanto democrática como pacífica, el Congreso de ERC en plenas negociaciones, ahora congeladas a la espera de un gesto de la Abogacía del Estado en torno a Junqueras, no terminó ayer del todo de situar una resolución clara para el éxito de una investidura necesaria. El diálogo como prioridad y la presión de alentar gestos al Gobierno tras el fallo del TSJUE amagan hacia el posibilismo de que el fin la judicialización dé paso a la negociación política.