Aberri Eguna, uno más. Reivindicación y orgullo de la patria vasca, honrada y celebrada en levítica fiesta del domingo de Pascua y con todos los permisos de la autoridad competente. Nada que ver con aquella memoria desafiante, arriesgada, épica, de la cuarentena, las ikurriñas furtivas y la lista de detenidos, Aberri Eguna 2024, día de la patria vasca, elecciones a la vista en la CAV, va a ser pura campaña para quienes lo celebran, PNV y EH Bildu, ya que PSE y PP pasan y apenas si asoman por salvar el tipo las fraccionadas izquierdas transformadoras. En realidad, quienes protagonizan Aberri Eguna vienen a ser una mayoría del censo electoral, lo que no es ninguna menudencia.

Aberri Eguna 2024 viene presionado por la demoscopia y afecta muy directamente a los dos partidos que en realidad lo celebran. Es, según las encuestas, el Aberri Eguna del empate, cuando no del sorpaso según los más optimistas. Van a cruzarse discursos duros, ojalá desde el respeto y lo menos incendiarios posible, entre los dos partidos abertzales que –también según las encuestas- deberían formar gobierno conjuntamente como primera preferencia de la ciudadanía vasca. Ni de coña. Las dos formaciones para las que Aberri Eguna tiene sentido van a modular su discurso no sólo para reafirmar que Euskadi es la patri9a de los vascos, sino para atraer a sus urnas el mayor número de votos posible, ya que es la hegemonía lo que está en juego.

Ya se va comprobando el giro estratégico de EH Bildu, su discurso atemperado, su novedosa propensión al acuerdo en la política estatal, su esforzado cambio de imagen en Madrid, su repentino desapego de los maximalismos, su sorprendente distancia por la independencia… La red pelágica bien extendida hacia los caladeros de la frustración en la izquierda de la izquierda, por más que siempre hayan mirado con displicencia el Aberri Eguna. A su vez, el PNV enciende las velas apagadas por EH Biuldu y enarbola la defensa del autogobierno sin dejar pasar ni una afrenta a los derechos históricos, ni una demora en los traspasos de competencias, ni una oportunidad para dejar clara su patente de abertzalismo por si se le fueron votos de quienes de entre sus filas les acusan de tibieza.

Habrá que analizar a posteriori los discursos, pero no distarán demasiado de los que ya hemos ido comprobando en esta interminable precampaña. Son las dos fuerzas mayoritarias. Son la imposible coalición preferida por la mayoría de la ciudadanía. Pero creo que van a ir a cara de perro y cada uno se defenderá atacando. No celebran el Aberri Eguna ni juntos, ni revueltos. El PNV exhibirá los logros innegables de su gestión y reprochará a EH Bildu su pertinaz labor de desgaste y sus fantasmas del pasado aún no resueltos. EH Bildu, imagen renovada, expondrá la necesidad de un cambio para este modelo agotado y reprochará al PNV las deficiencias innegables de servicios claves como Osakidetza.

Esperemos que este radical antagonismo entre las dos fuerzas abertzales se exprese hoy desde la honestidad , la tolerancia y, sobre todo, la propuesta de soluciones reales a los problemas de esta patria vasca.