Con frecuencia suelen emitirse juicios aventurados, eso sí, basados en la experiencia histórica, o en la aproximación a elementos previamente conocidos. Sin ser completamente nueva, la irrupción en Euskal Herria de las siglas GKS vinculadas a hechos violentos de carácter político ha sorprendido a buena parte de nuestra sociedad, ya sea por lo intempestivo –anacrónico incluso– de la actividad relacionada con esas siglas, ya por su identificación con las maneras agresivas de otros tiempos que se creían superadas. Así, a botepronto, buena parte de la opinión pública, mediática y política relaciona la actividad de GKS con la izquierda abertzale, a la que pasan factura por ello.

Los profesores de la UPV Mario Hortal e Iker Madrid, habituales colaboradores del espacio de opinión y divulgación Contracultura, han elaborado un extenso y concienzudo trabajo titulado Radiografía de GKS, una organización del Mugimendu Sozialista. En él se detalla cómo Gazte Koordinadora Sozialista, GKS, surge de una serie de personas dispuestas mediante debates y nuevas estrategias a reestructurar una nueva política revolucionaria en sustitución del fracasado y replegado “socialismo real” tras el fin de la guerra fría. Personas, cierto, procedentes de organizaciones vinculadas a la izquierda abertzale como Ikasle Abertzaleak o Ernai, así como de gaztetxes y movimientos autónomos. El VI Congreso de Ikasle Abertzaleak celebrado en Altsasu en 2019 queda fijado para sus asistentes como final de un ciclo político y el inicio de otro nuevo liderado por el Mugimendu Sozialista, que a los colectivos juveniles antes citados suma otros organismos como Gedar, Ekida o Erraki.

GKS parte de la convicción de una derrota histórica del Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) y la necesidad de cambios estructurales para superar la crisis del capitalismo internacional, cambios que deberán adecuarse al ámbito vasco. En ese sentido, GKS da voz y organización a aquellos jóvenes “proletarios” dispuestos a reemplazar mediante una iniciativa estratégica “de masas” y de confrontación la incapacidad de los dirigentes políticos, incluidos los de la “izquierda burguesa”, en alusión a Sortu que, según critican, “defiende los intereses de la clase media situándose como punto de apoyo del PNV y del orden institucional”. Aspira GKS a la creación y configuración de un Partido Comunista, percibiendo adecuadamente cuáles son las tareas inmediatas desde un punto de vista marxista.

Según los autores del trabajo, queda de manifiesto que no existen puntos de encuentro entre Sortu y el proyecto político al que aspira GKS, por más que los iniciadores de este movimiento fueran integrantes de la izquierda abertzale y encuadrados en sus estructuras. Tampoco hay duda de que en sus actividades provocadoras utilicen métodos, actitudes y presencia pública que recuerdan a comportamientos históricos de la izquierda aber-tzale. Quizá por ello la reacción de Sortu y EH Bildu ante las acciones intimidatorias de GKS fue tan tibia en su inicio y a sus portavoces les costó desmarcarse explícitamente de ellas. No parece, por tanto y según el estudio citado, que haya ninguna conexión orgánica entre GKS y Sortu, y habrá que estar atentos a qué vaya a suponer a efectos de rivalidad electoral la irrupción de ese nuevo Partido Comunista en el espacio político vasco... l