asi da miedo mojarse. Con el tema de la lengua se ha alcanzado un punto donde el sentido común ya parece revolucionario, ofensivo o, peor, enfermo de ideología. Yo creo, por ejemplo, que la chavalada tiene tanto derecho a estudiar en su lengua materna como en la otra oficial. Eso significa algo tan simple como que usted decida la lengua educativa de su prole y que la otra sea una asignatura. Ya ve, una propuesta caprichosa, arbitraria, descabellada y radical: que en Pamplona se pueda sumar en euskara y en Donostia contar en castellano, y que ello dependa del deseo familiar.

Sin duda surgirán conflictos menores y problemas de gestión, pero sigo sin entender por qué ese principio básico provoca enfados privados o, de nuevo peor, mutismos públicos. A estas alturas cada hogar tiene ya su criterio muy reflexionado, así que peca de paternalismo, y de supremacismo, quien tome las razones ajenas por meros antojos locales o imperiales, según. El paisanaje no se divide en etnicista melancólico y fogoso centralista. Llámele equidistancia. Yo le llamo juzgar normal lo que de hecho es normal. Aunque hay que apoyar al débil, una elección clave como la de la lengua vehicular le compete a usted. ¿Tan raro y grave es pensar así?

En cuerpo ajeno quizás duelan las heridas propias. Al menos se ven mejor. Alegando otra causa idiomática -cada cual tiene la suya, siempre incuestionable- a muchos niños españoles les están imponiendo las Differential Equations y los Catholic Kings. Y yo me pregunto si, por muy importante que sea el inglés, resulta sensato, justo y efectivo el bilingüismo con calzador. ¿Es la única forma de impulsarlo? I don't think so.