Habrán leído, oído o visto por ahí que una cordada de alpinistas, entre los que se encuentran el lemoarra Alex Txikon y el italiano Simone Moro como nombres de más lustre Moro es la persona con más primeras ascensiones a un ochomil en invierno, nada menos que cuatro, y Txikon lleva una están intentando el Manaslu y casualmente hoy puede ser día de intento de cima. Les deseamos la mejor de las suertes y especialmente que bajen con bien, que ya ha habido suficientes desgracias en el K2. El caso es que el Manaslu ya fue ascendido en fechas invernales, concretamente el 12 de enero de 1984, por la pareja polaca formada por Maciej Berbeka y Ryszard Gajewski. ¿Y entonces qué hace Moro ahí, que siempre ha ido a los ochomiles invernales en busca de primeras ascensiones? Pues muy sencillo: Moro afirma que cualquier cima para ser considerada invernal debe incluir sí o sí que la expedición no haya hecho un solo metro de la montaña fuera del invierno astronómico. La expedición polaca de 1984 llegó al campo base el 4 de diciembre de 1983 y preparó la ruta antes del inicio del invierno como tal, así que, respetando a sus colegas montañeros, Moro cree que un ascenso invernal puro debe de ser así, una idea que comparten más escaladores y que hace que haya varias listas de invernales según creencias: entre 1 de diciembre y 1 de marzo, entre solsticios, del 1 de diciembre al 21 de marzo, del 21 de diciembre al 1 de marzo. Y con la fecha de primeros metros de ascensión marcando también diferencias. Cosas de himalayistas. El caso es que, según la teoría de Moro y otros, faltarían por ascender en invierno en el Himalaya el Kangchenjunga, el Lhotse, el Dhaulagiri y el Manaslu, amén del Everest sin oxígeno, puesto que todas esas expediciones comenzaron a subir antes del 21-22 de diciembre. El que dice que ya no quedan retos en el Himalaya es porque no conoce al bueno de Moro.