Acaba septiembre y creo ser el único medio seguidor del fútbol -medio, lo reconozco, es un deporte que satura mucho- que aún no ha ofrecido su versión sobre Messi y su culebrón de este verano cuando parecía que quería irse del Barcelona y finalmente no fue así, a pesar de que cada vez que tiene ocasión pone a la directiva a parir. Seguro que tiene bastante razón, amén de que el 99% de las directivas de los clubes de elite de fútbol se definen en sí mismas por ese hecho: ser directivos de clubes de élite de fútbol. ¿Tú que eres? “Yo, asesino en serie. ¿Y tú?” Directivo del Barca. “Vale, ya nos lo hemos dicho todo”. Aclarado eso, como seguidor del Barcelona desde Krankl, me siento en la potestad de decir que el ciclo deportivo de Messi en el Barcelona o estaba ya acabado o está muy cerca, con lo cual si realmente el club y el equipo se quedaban sin él yo personalmente no lo hubiese visto como una catástrofe, sino como algo que antes o después tiene y tendrá que llegar y como algo que ha pasado en todas partes miles de veces y se ha levantado la cabeza. ¿Es Messi el mejor jugador que he visto jugar al fútbol? Sí, junto con Maradona, cada uno con un estilo muy diferente. ¿Es aún capaz de a su alrededor generar un equipo que liderado por él regrese al top europeo? Eso es lo que no sé y de lo que he dudado todos estos años desde que volaron primero Xavi y luego Iniesta, esas dos piezas que para mi junto a Messi son la clave básica de lo que fue el gran Barcelona de entre 2006 y 2015. Desde entonces, sí, mucho nivel, pero la certeza de que el rendimiento global bajaba un peldaño cada temporada y que Messi, siendo un jugador estratosférico aún, cada vez estaba y está como más con la cabeza en otra parte, no sé en cuál, amén de, lógicamente, cada año menos determinante en lo físico. Ver jugar al Barcelona aburría el 95% de los días. A ver qué es capaz de sacarle Koeman.