Estoy muy pero que muy sorprendido de que el rey emérito esté siendo investigado en Suiza por no sé que comisiones de 100 millones de euros y que a la vez una mujer de la que dicen que fue su amante Dios no lo quiera recibiera un regalo de unos 65 millones de euros por parte de él. Todo esto yo de pequeño no lo veía venir, cuando salían las fotos y las imágenes de todas esas niñas rubias y ellos rubios y sonrientes con polos Lacoste de cuellos de pico y lo que nos emocionamos cuando el chico llevaba la bandera en Barcelona 92 y su hermana la mayor, la que no se casó con el delincuente, lloraba a moco tendido y los padres ahí con los mohines y todos en casa compungidos perdidos y ¡Viva España y Viva el Rey y Viva el Orden y la Ley! Se están cargando mi infancia, que esa sí que debería de ser inviolable, y no ellos, que, por si no lo recuerdan, los reyes aquí en España son inviolables. Campechanos que te cagas, humanos, cercanos, simpáticos y con cuajo a toneladas pero ellos inviolables ante la ley, aunque los juristas no se ponen de acuerdo si esta inviolabilidad afecta solo a su labor institucional o también a su vida personal, porque han pasado 42 años desde que eso se puso en la Constitución y nadie sabe qué significa en realidad, porque aquí somos así, tardamos 45 años en sacar a los dictadores de los mausoleos públicos y durante décadas y décadas no sabemos qué pasaría si un tipo comete un delito. El de ahora también es inviolable. Vamos, que se lía mañana a tiros en plena Gran Vía y nadie sabe qué camino jurídico coger o si se va a su casa la que le pagamos tan tranquilo y desfogao. Esto es lo que llaman una monarquía moderna: aceptar exactamente los mismos privilegios que las monarquías antiguas pero con rollito guay. Quién iba a imaginar en todo caso todo esto con lo honesta y austera que es y ha sido la realeza a lo largo de la Historia.