La Unión Europea (UE) se enfrenta a desafíos económicos y geopolíticos sin precedentes. La guerra en Ucrania, las tensiones en el comercio global, el cambio climático y las tecnologías disruptivas como la Inteligencia Artificial han puesto en evidencia la necesidad de una acción más coordinada y ambiciosa en áreas clave como el I+D+i, la defensa, la vivienda o la salud. Para poder hacer frente a estos retos, es fundamental que la UE disponga de los recursos financieros necesarios, y una de las soluciones más discutidas en los últimos años es la emisión de eurobonos. Unos instrumentos financieros que permitirían a los países miembros de la UE emitir deuda conjunta, respaldada por el conjunto de los Estados miembros, para financiar proyectos de gran envergadura a nivel comunitario. Una propuesta planteada varias veces, que no ha logrado consolidarse, principalmente debido a las reticencias de algunos países como Alemania o Países Bajos, que temen asumir la deuda de otros. Sin embargo, la situación actual exige repensar urgentemente esta postura.

I+D+i

Uno de los principales sectores que requiere una inversión urgente es la investigación y el desarrollo. El avance tecnológico es crucial para asegurar el liderazgo económico y político de la UE en el escenario mundial. La competencia con potencias como Estados Unidos y China en áreas clave como la inteligencia artificial, la biotecnología o la energía renovable está aumentando, y la falta de financiación adecuada puede llevar a Europa a perder su capacidad de innovación. El presupuesto de la UE para I+D+i es insuficiente frente a los retos globales, y los eurobonos podrían ser la solución para movilizar los recursos necesarios sin aumentar la carga fiscal de los estados miembros. De igual manera, la defensa es otro ámbito en el que la UE debe acelerar sus inversiones. La invasión rusa de Ucrania ha mostrado la fragilidad de la seguridad europea y la dependencia de los países europeos de EEUU para garantizar su defensa. La creación de un ejército europeo y la modernización de las infraestructuras de seguridad requieren un esfuerzo financiero a gran escala, algo que no puede depender exclusivamente de los presupuestos nacionales. También necesitamos recursos para hacer frente al cambio climático, la transición energética y las infraestructuras digitales. La pandemia de covid-19 mostró la importancia de contar con un plan de recuperación económico robusto, y la inversión en sostenibilidad y digitalización es esencial para asegurar el crecimiento futuro.

¿Cuánto nos endeudamos?

Es posible cifrar la cuantía de emisiones de eurobonos, aunque determinar una cifra exacta depende de los objetivos específicos y la escala de los proyectos financiados. Sumando las necesidades en I+D+i, defensa y sostenibilidad, se podría estimar que la emisión de eurobonos a gran escala podría superar los 600.000 millones a 1 billón € en el horizonte de una década. Estas emisiones serían esenciales para financiar proyectos transnacionales y de gran envergadura, cubriendo tanto el coste inicial de los proyectos como los posibles déficits en los presupuestos nacionales. Si no se emiten eurobonos y en su lugar se opta por flexibilizar la regla de gasto, podría surgir un riesgo superior, principalmente en términos de sostenibilidad fiscal, estabilidad económica y la cohesión entre los países miembros de la Unión Europea. Los principales riesgos serían: desigualdad en la capacidad de financiación entre los países miembros; riesgo de inflación y aumento de las tasas de interés; pérdida de la credibilidad y cohesión de la UE; riesgo de falta de confianza en el proyecto europeo y riesgo de cortoplacismo y falta de proyectos transnacionales. En conclusión, si seguimos apostando por un proyecto común europeo ha llegado el momento de endeudarnos e invertir unidos para conquistar el futuro. De lo contrario, es mejor echar el cierre.