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Quousque tandem...! En venta

Quousque tandem...! En venta

primero fue el despido fulminante de 20 directivos, que desató una gran preocupación e inestabilidad en la plantilla, posteriormente se ha anunciado el abandono de la presidencia de Euskaltel de Alberto García Erauskin, entre otros motivos porque la relación con el fondo de capital riesgo británico Zegona, -que es socio de control y detenta el 21% de la operadora vasca-, no es buena y no comparte su estrategia, y ahora se ha sabido el deseo del accionista mayoritario de vender la red de telecomunicaciones de la compañía, -el activo más importante de la estructura de la empresa y la esencia de su negocio-, con el fin de hacer caja y obtener unos recursos que le permitan financiar su expansión en el Estado y reducir su abultado endeudamiento.

Estos son los tres primeros pasos de la estrategia que Zegona está implantando en Euskaltel desde que antes del verano se hizo con su control con el nombramiento como consejero delegado de José Miguel García, basada en la filosofía que preside sus actuaciones: “Comprar, arreglar y vender”. Una vez dentro, el fondo británico está cogiendo velocidad de crucero para “arreglar” Euskaltel y convertirla en una empresa atractiva para que pueda ser adquirida en un futuro por terceros y de esta forma maximizar la inversión realizada.

Es algo de manual en el comportamiento de un fondo de capital riesgo. El problema de fondo es que Euskaltel no es una empresa al uso, ya que nació de un pacto político, fue impulsada desde el sector público y una gran parte de la red, -una mezcla híbrida de fibra óptica y cable coaxial en el último tramo-, procede de una transferencia del Gobierno Vasco en el año 2012. Esa operación se hizo en unas condiciones muy ventajosas que sirvieron para dar valor a la empresa en unos momentos muy difíciles provocados por el pago de la indemnización de 222 millones de euros a Orange por romper una alianza de negocio en telefonía móvil y por las dificultades de encontrar inversores que ocupasen las posiciones que iba dejando Kutxabank en una operadora cuya red estaba alquilada y sin garantías de uso en el futuro.

Esa red de fibra transferida por el Gobierno Vasco a Euskaltel y que fue valorada en 68 millones de euros fue uno de los activos más importantes y atrayentes para decidir en 2015 sacar a Bolsa a la compañía con un valor de mercado de 1.200 millones de euros. Después vinieron las adquisiciones de las cableras R en Galicia y Telecable en Asturias.

Por otra parte, y sin conocer el plan de negocio que pretenden los gestores de Euskaltel, la venta de la red de la empresa, en un momento de gran liquidez de recursos financieros a disposición de fondos inversores en infraestructuras que quieren entrar en el sector de las telecomunicaciones, puede provocar que la compañía vasca deje de ser operadora para convertirse en una mera comercializadora de servicios. Pan para hoy y hambre para mañana.

Una situación que ofrece grandes dosis de vulnerabilidad y de debilidad, al depender de proveedores mayoritarios que alquilen los excedentes de red que dispongan y a un precio que debe ser ventajoso y competitivo. Es lo que les pasa en la actualidad a las compañías eléctricas que están pagando a las operadoras de telecomunicaciones por el alquiler de una red de datos que ellos mismos instalaron aprovechando sus estructuras de transporte de energía y que posteriormente las vendieron, sin prever que el sector se iba a liberalizar.

Curiosamente, Euskaltel está teniendo dificultades para conseguir un acuerdo con Telefónica, Orange y Vodafone para usar sus redes de fibras ópticas y móviles, a un mejor precio que el que tiene ahora con la operadora gala en Navarra, con el fin de iniciar su expansión en el Estado. Curiosamente, MásMóvil, que es la cuarta operadora del Estado, acaba de cerrar hace una semana un acuerdo ventajoso con la compañía francesa para el alquiler de sus redes de fibra y móvil, que hizo que la “teleco” donostiarra se disparase en Bolsa.

El problema de Euskaltel es que si quiere crecer debe salir de sus mercados de origen, es decir, Euskadi, Galicia y Asturias, donde cuenta con clientes de alta calidad y consumo elevado, pero la cuestión radica en que un alto coste del alquiler de las redes reducirá sus márgenes en la expansión que deberá compensar con los clientes locales, que aportan márgenes mucho más altos, no ya en facturación, sino porque las redes propias de cable que llegan al 71% de los hogares están ya amortizadas. Una situación que se antoja un tanto delicada.

En paralelo, hay que contar con la previsible pérdida de un valor intangible como ha sido la vinculación identitaria que ha existido entre una marca como Euskaltel y su color corporativo con este país y sus ciudadanos y que es puesta como el mejor ejemplo de marketing de una compañía mercantil por expertos en la materia. Por ello, ahora que se está hablando de disponer de recursos públicos para financiar la salida del Tour de Bilbao en el año 2023, bueno será disponer de esos fondos para conseguir que un equipo vasco como el que llenó de naranja los Pirineos vuelva a estar presente en esa prueba. Parece que hay empresas vascas dispuestas a formar parte de este proyecto y de repetir una exitosa iniciativa en términos de marketing y reputación de marca tanto propia como de país. Al tiempo.