Ahora, lo importante facebook.com/jsbergara

En el PNV saben que estar en todas las instituciones supone también estar en todas las dianas. Es la penitencia de quien obra no un pecado, sino un milagro: concentrar todo el poder y mantener el apoyo de la ciudadanía (lo del Senado ha sido, simplemente, un baño). Son muchos los que celebran los resultados cada domingo electoral, pero todos se cambiarían por el PNV. Lo que no tiene justificación ni defensa son los ataques personales como la agresión en Ordizia, los carteles arrancados o, como denuncia Josu Bergara en Sestao, pintados con la palabra “maricón” escrita en la frente.

Una autocaricatura twitter.com/bsemper

En la época de los selfis, Borja Sémper ha decidido hacerse una autocaricatura. El vídeo en el que ha grabado charcos en un día lluvioso (les juro que es verdad) es el icono perfecto de lo absurda que puede llegar a ser una campaña. En él, Sémper, que sigue escondiendo el logo del PP, habla incluso de “los partidos políticos” como si él no se presentara por el de Pablo Casado. Solo le ha faltado decir “la casta” y “la gente”. Sémper confía en la desmemoria de los donostiarras, en que no se acuerden de que compartió partido con Abascal, San Gil, Basagoiti y sigue haciéndolo con Alfonso Alonso.

Los dueños de los derechos twitter.com/CsMadridCiudad

Pero si hay un partido del que no nos fiamos los vascos es de Ciudadanos. No se trata solo de lo que dicen de nuestro autogobierno o las herramientas que lo articulan, no se trata solo de cómo desprecian que paguemos más impuestos y reducen nuestro mayor gasto a que nos llevamos del Estado más de lo que nos corresponde (cuando es justo al revés). Se trata de que no nos engañan, de que sus formas y fondos nos resultan conocidos y rechazables, como el modo agresivo en el que Jordi Cañas habla del “gobierno okupa” de Carmena, dando por sentado que ellos sentencian. No a nosotros.