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Dislates

Contaba el añorado Lazkao Txiki la historia de aquel alcalde que organizó elrecibimiento a un oriundo de su valle,recién nombrado obispo en tierras lejanas.Tras la misa de rigor llegó el banquete, acuyo final al edil le correspondió ensalzar lafigura del homenajeado. La cuestión es quelos deseos del alcalde de quedar bien con elprelado le jugaron una mala pasada y le diopor alabar su pedigrí de tal manera que,viniéndose demasiado arriba, dijo que supadre, su abuelo y su bisabuelo tambiénhabían sido obispos. Y así hasta tiemposinmemorables.

Terminado el discurso alguien le advirtió alalcalde de su metedura de pata, por lo queeste calló a los presentes a golpe de cucharillacontra copa y se puso a hablar de nuevo. Traslas disculpas al prelado, quiso deshacer elentuerto con rotundidad: “Obviamente, todossabéis que los obispos no tienen padre”.

Indudablemente aquel alcalde era un adelantado a su tiempo. Y es que estamos asistiendo a un verdadero boom, no de desatinos?por lo normal disculpables?, sino de intentos de explicar y corregir estos con sandecesaún mayores. La palma se la lleva hasta ahora Adolfo Suárez Illana, quien quiso enmendar su barbaridad sobre el aborto en NuevaYork inventándose una consulta surrealista aun despacho de abogados de aquella ciudad.

Dicen que fue un conocido experto ecuatoriano quien en un máster de comunicaciónpolítica recomendó a sus alumnos ?futurosasesores? que si no tenían claro que sus jefes podían corregir un error con solvencia, eramejor que lo dejaran pasar. Entre otras cuestiones porque muchos de estos políticos nosiempre deben de tener claro cuál ha sido eldesliz que han cometido y de los que otros?no ellos? se han percatado.

Ironiza el mismo experto, que cada vez sonmás necesarios los responsables de incomunicación, es decir, aquellos cuya misión fundamental es mantener calladitos a algunoslíderes. O en cualquier caso la de pactar hasta el último extremo las condiciones de losdebates y entrevistas en los que deberán participar. No sea que algún oponente o periodista les ponga en apuros preguntándoles aver si los obispos tienen padre.