Lo de la selección francesa en estos momentos es la berezina - dice Hiruntchiverry en el triste y desangelado bar del TGV a la vuelta de París-.

-En francés se dice que una situación de alguien es una berezina cuando se encuentra en una situación espantosa y sin salida -explica Aristide Labarthe ante la cara de estupefacción del Barón de la Florida-, como se encontró el ejército de Napoleón en la retirada de Moscú al llegar al río Berézina por un punto infranqueable y sufrir así unas pérdidas enormes, a pesar de que por fin consiguieron cruzar el río construyendo dos puentes de fortuna.

-Pues al seleccionador Brunel se le está quedando una cara de Napoleón camino de la isla de Santa Elena, me parece- dice el hernaniarra pasando otra ronda de cervezas-, y eso no es bueno para el equipo que tiene que ir a Twickenham a enfrentarse con los ingleses, ingleses que vienen de laminar a los irlandeses.

-Pues yo creo en el equipo -dice Patricia Labarthe que sigue vestida de animadora de la selección gala, el maillot azul un poco sobado después de tres días de uso intenso-, aunque esté en lo más duro, con la primera parte que hicieron, si no hubieran regalado un par de ensayos al contrario, el resultado hubiera sido diferente.

-Eso es verdad, el equipo está en reconstrucción- Margot Hiruntchiverry-, a pesar de todas las derrotas, se puede sacar siempre algún aspecto positivo, como la aportación de los jóvenes en este partido, y el equipo de Francia va a tener una nueva imagen enseguida.

-Pues lo del domingo que viene me está recordando aquella película rusa sobre Waterloo - dice el Barón de la Florida mientras el TGV llega a Baiona-, cuando los grognards de Napoleón están en la última resistencia, los ingleses les conminan a rendirse, los grognards dicen merde, no se entregan y el ejército inglés acaba con ellos a cañonazos, ante la mirada triste de Chistopher Plummer como Wellington.