Síguenos en redes sociales:

Ander

El escritor navarro Aingeru Epaltza nos ofreció hace dos años Mendi-Joak, precioso libro de relatos con la montaña como escenario principal. El protagonista de uno de ellos es Ander, policía foral inmerso en la investigación de la muerte de un mendizale en el Balerdi. Le acompaña el cabo Castillo quien, tras escucharle hablar en euskera con unos testigos, con una indisimulada rabieta consigue la apertura de un expediente y la correspondiente sanción para su subordinado Andrés -así lo llama siempre-, por (haber ocultado) ser vascoparlante.

La acción transcurre en plena campaña electoral navarra de 2015 y, a pesar del optimismo del cabo y demás superiores porque sigan gobernando los mismos, las fuerzas del cambio se alzan con la victoria, lo cual produce un efecto tan milagroso que el expediente y la sanción son arrojados a la papelera, Ander es invitado a promocionarse en el cuerpo y el cabo Castillo destinado a Tudela. Hasta el comisario instructor del expediente lamenta ahora no haber heredado el euskera, tras recordar de repente que su abuelo era un euskaldun de Orbara. Todo mientras redecora su despacho con un trofeo de pelota que sustituye a la foto del Rey.

Las noticias que nos llegan de Nafarroa son desalentadoras. La conjunción de escisiones, personalismos, ínfulas revolucionarias y torpezas varias han dejado sin presupuesto a Asiron y con nuevas dificultades a Barkos, poniendo en riesgo todo lo conseguido con tanto esfuerzo. Tanto es así, que uno ha comenzado ya a tener pesadillas con un Epaltza escribiendo en junio la segunda parte de un relato en el que Ander vuelve a ser Andrés, el cabo Castillo regresa con mando en plaza a Iruñea y al citado comisario le da por reponer la antigua decoración de su despacho.

Aunque, pensándolo bien, quizá no sea mala idea encargarle desde ya su escritura y repartirlo entre algunos (ir)responsables políticos y sociales. Tal vez una estremecedora lectura previa les ayude a espabilar a tiempo.