después de varios inviernos en los que intentó sin éxito encaramarse al Everest sin oxígeno artificial, el gran Alex Txikon ha cambiado este invierno de rumbo y marcha ya hacia el K2, la única gran montaña de más de 8.000 metros que no ha sido escalada en esta estación. El K2, que ha repelido en varias ocasiones a equipos polacos y rusos, incluyendo el año pasado a la estrella kazaja Denis Urubko, acogerá esta temporada a una expedición rusa y a la liderada por el vizcaíno, que estará acompañado por Félix Criado y al menos cinco sherpas de altura. Es aquí donde me quiero detener, porque ya el año pasado hubo bastantes críticas a Txikon por intentar subir el Everest con sherpas de altura, potentes escaladores con experiencia en ochomiles que cobran su buena cantidad de dinero por abrir ruta, transportar cargas y compartir esfuerzos. ¿Significa esto que Txikon no hace nada, que no hace su parte? No, ni mucho menos, hace su parte, lo que ocurre es que cuando vas con gente así en lugar de que te toque comerte una montaña entre 2 si te la intentas comer entre 7 toca a menos tute. En expediciones nacionales -rusos, polacos- no hay sherpas porque organismos oficiales costean que vayan 15 o 20 alpinistas, pero en expediciones privadas o van 4 o 5 estrellas con patrocinadores -Moro, Lunger, Txikon, Sadpara en el Nanga Parbat- y te repartes el tajo o si vas tú solo o con otro occidental tus opciones en mastodontes como Everest o K2 son nulas, no existen. No puedes equipar entre 2 el K2 para subirlo en invierno, es inviable. Por tanto, no veo problema en el tema sherpas siempre y cuando Txikon, como se ha cansado de hacer, los mencione, los sitúe en su relato en su justa medida -como compañeros de expedición, que es lo que son- y los medios sepan hacerse eco de eso correctamente. Lo demás son buscarle tres pies al gato o no querer entender de qué montañas estamos hablando.