Un par de coches se han quedado en Besabi, otro par de coches ya están en Arano desde la víspera, para después de la alubiada que les espera. La marcha por las laderas del Adarra ha empezado con las primeras luces del sábado otoñal.

-El rugby mundial es una serie de zonas de reserva aisladas las unas de las otras- dice el Marqués de Altamira sin alterar su acelerada marcha-, la del pacífico y la de las cinco naciones, que no seis, con islotes por el sur como Argentina y Sudáfrica o el de los países del Este por el norte, a diferencia del fútbol que es un continuo mundial.

-En el rugby español también son núcleos separados- añade el Barón de la Florida que le sigue sin esfuerzo en unión de su mujer- .

-Peor lo tienen otros - interviene la señora Galtzagorri-.

- ¿Los del hockey? - pregunta la Marquesa de Altamira, conociendo la actividad deportiva de la donostiarra-.

-No, me refiero a los osos de la cordillera pirenaica y de los Picos de Europa- precisa Coro Galtzagorri- que están en zonas separadas por muchos kilómetros, mientras que en Pirineos están también en otras dos zonas muy separadas, los pocos que hay, y además son inmigrantes introducidos para que haya algo.

-Como los nacionalizados en el rugby- consigue decir Galtzagorri-, que hacen equipos donde no hay cantera local, la importación es imprescindible...

-Pero he leído que hay osos - la Baronesa de la Florida precisa -que en la época de celo consiguen pasar de una reserva a otra para reproducirse.

-Pues en el rugby, ni por esas- Coro Galtzagorri dice con una sonrisa- , y eso que el hombre es la única especie en celo permanente.