-el rugby era un deporte de contacto pero ahora se ha convertido en un deporte de impacto- dice Hiruntchiverry apagando la televisión de la sociedad-, no se ha moderado mucho esa tendencia actual a pasar con el balón por la puerta cerrada, aunque sea una puerta blindada.

-Es una exageración eso que dices - replica el Barón de la Florida mientras limpia la mesa-, posiblemente en el rugby profesional, con preparaciones dirigidas a lograr musculaciones que se impongan, se pueda dar pero a niveles de aficionados no se produce mucho.

-Pero se produce ya bastante, -Galtzagorri interviene poniendo platos y cubiertos-, sobre todo en esas zonas de amateurismo marrón, como en las competiciones españolas, en que verdaderos profesionales juegan mezclados con aficionados que tienen otras actividades incompatibles con el gimnasio a destajo.

-Algunas desgracias- Hiruntchiverry insiste-, que se están produciendo en esos niveles bajos tienen causa en esa nueva imagen que se está vendiendo del rugby, los jóvenes imitan lo que ven y los choques buscados, los placajes a matar? están causando lesiones importantes en edades de desarrollo.

- ¿Animarías a tu hijo a que empiece a jugar al rugby ahora?- pregunta el Marqués de Altamira mientras sirve las acelgas con patatas que ha estado preparando-. Yo, a veces, creo que no, ya es un poco tarde porque los míos están en ello pero, muchas veces no estoy nada tranquilo en la banda, viendo lo que se ve.

-Yo confío en los entrenadores, en que saben que el rugby es un juego-, el Barón de la Florida dice-, y que la inmensa mayoría de los chavales no pretenden saltar al profesionalismo sino disfrutar de la convivencia en el deporte.

-Deberían retransmitir rugby femenino internacional mucho más- la ternera guisada con setas ya en la mesa, Hiruntchiverry concluye-, porque las mujeres son las que conservan el rugby aquel de pase y de esquive, de percusión para dejar que el balón esté vivo?