sin que sirva de precedente y a pesar de que se ha tardado más de dos años desde que la idea se puso encima de la mesa, hay que reconocer como una muy buena noticia la puesta en marcha por parte de la Diputación de Bizkaia del primer fondo de inversión destinado a impulsar la innovación en las pymes destinado a los ahorradores mediante la aplicación de una deducción en su declaración del IRPF.

El Fondo de Innovación que ha impulsado la diputación vizcaina parte de la existencia de una normativa fiscal propia en Euskadi que está contemplada en el Concierto Económico, -verdadera columna vertebral de nuestro autogobierno-, que no se ha querido utilizar hasta ahora y que permite vía deducciones fiscales atraer recursos de los ahorradores para su inversión en las pymes, con todo lo que ello significa de fortalecimiento de nuestro tejido industrial, arraigo en el entorno y mantenimiento y creación de puestos de trabajo.

Aunque a día de hoy pueda parecer un contrasentido la puesta en marcha de este nuevo instrumento financiero destinado a las pymes, dada la liquidez monetaria que existe en los mercados y la facilidad que tienen las empresas para acceder de una manera fácil al crédito, va a servir, sin embargo, para que nuestras empresas puedan responder de una manera más holgada al nuevo ciclo económico negativo que está por llegar, ya que es una alternativa más y diferente al que ofrece el tradicional sistema bancario.

El cierre del grifo al crédito por parte de los bancos y las dificultades que tenían las empresas para acceder a la financiación en la pasada crisis económica hizo que muchas compañías con problemas de capitalización tuvieran que cerrar, en otras la entrada de inversores exteriores obligó al traslado de centros de decisión fuera de Euskadi, así como la entrada de sociedades de capital riesgo que, como se sabe, buscan la rentabilidad de la inversión por encima de la permanencia del proyecto empresarial.

En este escenario, Euskadi se había convertido en los últimos años de la crisis en uno de los grandes focos de interés, a donde ha ido dirigida la gran liquidez monetaria que se ha registrado por el bajo precio del dinero, la incertidumbre internacional y el parón de los países emergentes, al contar con empresas fuertemente competitivas, tecnológicamente bien posicionadas y muy internacionalizadas lo que les hacía ser muy atractivas a la hora de formalizar procesos de adquisición.

Este fondo se convierte en un antídoto para las pymes cuando venga la época de las vacas flacas, que puede estar próxima a juzgar por las impresiones que transmiten los medios financieros, en donde el optimismo que reinaba hace unos meses se ha convertido en un moderado pesimismo. Algunos empresarios empiezan a hacer ahora los deberes y tratan de sanear sus balances para que la próxima crisis no les coja con el pie cambiado y sin posibilidades de respuesta.

De hecho, el Banco de España, en el informe trimestral publicado esta semana, advierte, a pesar de que el ritmo de crecimiento del 2,8% del PIB se mantiene, de que se está produciendo un cierto debilitamiento en el consumo de los hogares, debido al repunte de la inflación como consecuencia de la subida de los precios del petróleo.

La particularidad que parte de una dotación inicial a suscribir de 40 millones de euros, -que podría ampliarse en una cantidad que aún no está fijada si así lo entienden las ocho entidades financieras que participan en su lanzamiento, en función de la respuesta de los inversores-, es que se podrán beneficiar las pymes vizcainas, guipuzcoanas y alavesas, tras la correspondiente acreditación de su capacidad innovadora por parte de la sociedad foral vizcaína de promoción Beaz y Spri, respectivamente.

En este sentido, aunque en un principio el nuevo fondo, -que es pionero en el Estado al estar enmarcado en la regulación de la UE vinculada al plan Juncker y diseñada para fomentar las inversiones y reactivar la economía-, se centra en el impulso de la innovación en las pymes, sin embargo su existencia bien pudiera servir también para la entrada en el capital de empresas participadas con fondos de capital riesgo con fecha prevista de salida, tras agotar el calendario de permanencia y de esta forma asegurar el control de los centros de decisión y su apalancamiento en el territorio.

Hace algo más de dos meses, los responsables del fondo de capital riesgo ProA Capìtal, que detenta el 55% del capital de la empresa de servicios informáticos y consultoría tecnológica Ibermática hicieron pública su intención de vender su participación el próximo año, tras permanecer cinco años como principal accionista de la compañía.

En la misma situación que Ibermática y en un plazo de uno o dos años, se podrían encontrar alrededor de siete u ocho empresas guipuzcoanas participadas por sociedades de capital riesgo que las van abandonar tras generar las correspondientes plusvalías. Curiosamente estas compañías están bien posicionadas en sus respectivos mercados, están saneadas financieramente y son rentables, por lo que el riesgo de caer en otro fondo de capital riesgo ya sea estatal o extranjero va en relación directa con la ausencia de capitales propios vascos que puedan adquirir la participación en venta.

Este nuevo fondo de inversión que está destinado a captar recursos de los ahorradores con destino a financiar proyectos de innovación de pymes ha sido posible por un cambio de la normativa legal que permite el desarrollo de este instrumento financiero desde la iniciativa privada y que contempla deducciones fiscales para los ahorradores.

En principio, serán los contribuyentes vizcaínos y alaveses los que podrán invertir en este fondo hasta un máximo anual de 5.000 euros, ya que la Hacienda Foral de Gipuzkoa decidió no sumarse a esta iniciativa al optar por establecer deducciones fiscales a la financiación de startups y de firmas en crecimiento.

Desde el punto de vista del ahorrador el nuevo producto de inversión es muy similar a las aportaciones de los fondos de pensiones o EPSV que existen, donde el beneficio está en el ahorro del pago de los impuestos. En este fondo, en el que pueden participar alrededor 15.000 contribuyentes de Bizkaia y Araba, no habrá un ingreso financiero, sino que los inversores ceden su dinero mediante un depósito durante cinco años a cambio de una rentabilidad fiscal vía deducciones de IRPF de 375 euros si se realiza una inversión mínima fijada de 2.500 euros o de 750 euros, si la aportación llega a los 5.000 euros.

Esto significa alcanzar una rentabilidad de un 3% anual, un porcentaje imposible de conseguir en estos momentos en el mercado y con una inversión sin riesgo, ya que el préstamo que se concedan a las empresas con cargo a ese fondo están garantizados por la SGR Elkargi, que avala el fondo, en el caso de que haya un impago por parte de la empresa. También se contempla la participación de inversores cualificados hasta un máximo de 100.000 euros con exención en el Impuesto de Patrimonio.

Este Fondo de Innovación tendrá complemento con otros dos, uno de ellos destinado a la compra de maquinaría y equipos y otro a la financiación de actividad económica destinados a inversores profesionales que contarán también con exención en los impuestos de Patrimonio y Sucesiones. Una ingeniería fiscal y financiera que ha puesto en valor nuevamente la colaboración público-privada que tantos beneficios ha dado a este país en su historia más reciente.