irrumpió en la tele como trueno parapetado tras horripilantes gafas de sol, agrediendo a troche y moche , calentando verbalmente al personal y haciendo de la mala educación estandarte de mal encarado estilo profesional en un modo de hacer que ha ido calando con momentos gloriosos de acertadas entrevistas de los encuerados sofás que le depararon momentos de acierto y lucimiento. Toda una carrera profesional diseñada por este profesional del marketing y publicidad que acaba de alcanzar una cota más de indecoroso hacer y manipular de humanos sentimientos con historias de desgracias, penalidades y accidentes que llenaron el plató de un tufillo desagradable made in Risto. All you need is love? o no, es el último parto mediático de este maestro en airear historias de una tetrapléjica, otra mujer atacada de linfoma y variados personajes de crónica de sucesos, tan de la afición de parte de la audiencia que se entusiasma con el dolor, el morbo y las desgraciadas ajenas, que el hombre de las gafas negras se regodea en su presentación, repetición y manejo porque negra es su alma, negra su narración, negros los trucos para airear sinsabores y miserias del humano vivir. Y todo ello con el supuesto gancho de que el amor lo soluciona todo, lo puede todo con un presentador que se cree Javier Sardá y no llega a farsante de feria en feria en un mal remedo de crónicas marcianas. Un programa que se construye sobre una mezcla explosiva de relatos marcados por la tragedia, el desamor o el engaño y que sirven a esta estrella rutilante, él así se cree, para meterse en el prime time de la cadena amiga de Paolo Vasile, que estruja a este mediático monigote. Y así en la noche del lunes, adobó su entrega con la presencia de David Bustamante que pisó el plató en un ejercicio de promoción y venta sometiéndose a una entrevista insulsa, en la que no soltó prenda ante la autocomplacencia del fenómeno Mejide.
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