La victoria de Pedro Sánchez en las primarias del PSOE es el ejemplo de que no siempre la presión mediática acaba modelando la voluntad de los electores. Y es que había una especia de todos contra Pedro que lo ha convertido en una especie a rescatar por lo que nos pueda venir en el futuro. La ingerencia de los grandes medios en estas elecciones, incluso de los que con ellos no iba la cosa porque están claramente vinculados con la derecha, ha conseguido el efecto contrario, haciendo que la figura de Susana Díaz adquiriera un tamiz conservador que le ha acabado perjudicando de manera rotunda. Y de nuevo de manera rotunda fue La Sexta la cadena que supo capitalizar el interés de los espectadores por esta mini noche electoral protagonizada por los candidatos socialistas. El especial Al rojo vivo: objetivo PSOE volvió a demostrar que las lides políticas tienen gran tirón en contra de lo que los modelos televisivos que se mantienen nos quieren hacer creer. Desde este punto de vista trabaja el tándem matrimonial de Ana Pastor y Antonio García Ferreras quienes están consiguiendo reinventar la narración épica de las noches electorales a costa de crear argumentos y comparativas que animen a los espectadores a querer saber más de lo que dicen las cifras y los porcentajes. Ese estilo narrativo puede ser algo exagerado e incluso la música machacona crea un ambiente de suspense que podría arruinar cualquier fragmento culminante de un filme de Hitchock. Pero no, hablamos de televisión; de cómo un programa informativo puede convertirse en líder de audiencia a costa de hablar con los protagonistas e ir introduciendo los resultados en una dinámica informativa en la que el espectador se convierte también en especialista, abrumado por manejar opiniones y datos de primera mano. Y consiguieron que un puñado de espectadores rectificaran y pensaran que ver Masterchef o Supervivientes fuera una frivolidad intolerable en una noche así de importante.
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