Ojalá el juez le obligue a poner la otra mejilla twitter.com/Granbomba
Se llama Sergio Soler, pero se ha rebautizado como Mr. Gran Bomba. Dice de sí mismo que es un youtuber que gasta bromas y las cuelga en Internet... Pero le conocemos por la sonora bofetada que recibió de una de sus víctimas, a la que llamó, gratuitamente, “cara anchoa”. ¿Es motivo suficiente para una agresión? No lo sé. Pero sí sé que Soler está intentando beneficiarse: ha denunciado al agresor, ha dicho que espera que tenga represalias de sus jefes (va con el uniforme de una empresa de repartos) y sigue subiendo vídeos.
Ninguna gracia twitter.com/WikiCummunis_/
Soler tiene 34.700 seguidores en Twitter y más de medio millón en YouTube. Su canal es pura basura: bromas con poca gracia en las que, como él mismo reconoce en uno de sus títulos, ridiculiza a sus víctimas. Un guion flojo, una interpretación aún más floja, un micrófono oculto, una cámara a media distancia... Y a facturar lo que se pueda con vídeos como ese en el que acosa a una chica en una parada del autobús o tira huevos a un coche cuando una mujer termina de limpiarlo.
Es importante por lo que pone de manifiesto twitter.com/Mmadrigal11
Si no recuerdo mal, la última columna monográfica antes de la de hoy fue también por un youtuber, Rubén Doblas, El Rubius, pero porque es un auténtico fenómeno. Nada que ver con Sergio Soler. En cualquier caso, estoy de acuerdo con Marcelino Madrigal: hay que mirar más allá. No podemos desligar que un tipo de 20 años piense que esté bien reírse de la gente a la que acosa, insulta o ridiculiza, de ciertas actitudes de una parte de la juventud, que sacraliza el número de followers y banaliza el respeto.