Este comienzo de otoño va a suponer un hito histórico en el futuro de la economía vasca con el nacimiento el próximo día 30 de septiembre de la nueva Elkargi, tras la aprobación por parte de las juntas generales de socios de Elkargi y Oiñarri de la fusión de las dos entidades que va a dar lugar a la mayor sociedad de garantía del Estado con más de 1.000 millones de euros de riesgo vivo, -el doble de la segunda que es Avalmadrid-, una base societaria de más de 15.000 empresas y una capacidad de movilización de otros 1.000 millones de euros con destino a pymes, empresas de economía social, autónomos y emprendedores.
La importancia de esta fusión, en la que se ha venido trabajando desde algo más de año y medio, no está tanto en la unión de dos entidades complementarias en el mismo ámbito de actuación, sino que el aumento de tamaño se convierte en un valor añadido de primera magnitud.
Las empresas socias de la nueva Elkargi van a tener un importante instrumento que garantice de la forma más ventajosa sus fuentes de financiación, con una solvencia más que notable y un aumento en la capacidad de interlocución para conseguir las mejores condiciones no ya ante un sector bancario más concentrado y, por ello, más renuente a una mayor exposición al riesgo, sino a la captación de fondos en Europa, a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI).
Ese músculo que, a partir de ahora, va a tener la nueva Elkargi va a suponer la puesta en marcha de nuevas líneas de financiación a empresas que hasta ahora no entraban en el ámbito de actuación de las sociedades de garantía recíproca como los emprendedores, las startups, sector audiovisual, etc. O la puesta en marcha de nuevos instrumentos financieros como fondos de inversión, aprovechando, incluso, las virtualidades que ofrece el Concierto Económico.
La nueva Elkargi está trabajando, junto con la Diputación Foral de Bizkaia, en la puesta en marcha de un fondo que tiene como objeto captar dinero de los pequeños ahorradores para destinarlo a proyectos de innovación en empresas mediante una deducción entre el 15 y 20% del IRPF, -un porcentaje que todavía no está cerrado-, en la declaración de la renta en los cuatro o cinco años en los que dure la inversión, cuyo valor nominal se recupera al final de ese periodo. Es decir se trata de que los pequeños ahorradores tengan un beneficio fiscal por la inversión de una cantidad de dinero, cuyo mínimo está todavía por decidir, que la recuperan al final de un plazo de cuatro o cinco años para financiar los proyectos innovadores de empresas vascas.
Este fondo, que parte de una visión de país para apoyar a nuestras empresas y hacerlas más competitivas, será gestionado por Elkargi con lo que no solo será administrado con un criterio absolutamente profesional, como ha sido norma en estos 36 años de actividad de la entidad, sino que irá destinado a financiar los mejores proyectos innovadores que presenten las empresas, debido al gran conocimiento del tejido empresarial que tiene esta entidad.
Y si ello no fuera garantía suficiente, en el caso de fallido por parte de la empresa, el 80% de la inversión está avalada por el Banco Europeo de Inversión (BPE) y el restante 20% por la propia Elkargi como sociedad de garantía recíproca. La mayoría de los bancos que operan en Euskadi han mostrado su disposición a colaborar en este fondo que tiene vocación de país y por razones obvias y siguiendo criterios de armonización fiscal será extensivo también a los territorios de Gipuzkoa y Araba. Se estima que este fondo puede estar dotado de unos 60 millones de euros, en función de una primera evaluación que se ha hecho de las necesidades de las empresas, y el inicio de su actividad puede estar próxima a la espera de la aprobación por parte de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
La nueva Elkargi también está trabajando - aunque no está en una fase tan avanzada como el que utiliza como instrumento la soberanía fiscal que proporciona el Concierto Económico- en la creación de un gran fondo con mayores recursos, ya que su objetivo es la toma de participación accionarial en empresas con proyectos de expansión e internacionalización, de la mano de la Diputación Foral de Bizkaia y un banco de inversión.
A pesar de que, en este momento, existe una gran liquidez en el sistema que hace que la financiación a las empresas se produzca sin las grandes dificultades que existieron en el pasado, sin embargo, la existencia de estos instrumentos en Euskadi se antoja estratégica por la pérdida de potencia financiera que se ha registrado en este país en los últimos años con el desplazamiento de los centros de decisión de entidades con sede en Euskadi o la venta de bancos con gran tradición empresarial, junto con los nuevos requisitos del Banco Central Europeo (BCE) a las entidades financieras de abandonar las inversiones industriales para concentrarse en el negocio bancario.
La constitución de la SGR más importante del Estado, -un auténtico líder que duplica en actividad a la segunda-, la creación de instrumentos financieros estratégicos para facilitar la captación de recursos por nuestras empresas y la puesta en marcha de nuevas líneas de financiación a sectores que, hasta ahora, no habían sido tenidos en cuenta, es el magnífico legado que deja el actual director general de Elkargi, Marco Pineda, antes de embarcarse en otro gran proyecto de país como es el relanzamiento del grupo siderúrgico vasco Sidenor, tras su recuperación a manos vascas después de 10 años propiedad de la brasileña Gerdau.
En las próximas semanas, Pineda volverá a Sidenor, -de la que salió como director financiero para ocupar la dirección general de Elkargi-, tras la compra del grupo siderúrgico vasco por parte de su CEO, José Antonio Jainaga, y un grupo de ejecutivos el pasado mes de mayo, en lo que ha supuesto la operación más importante de recuperación de una empresa vasca, cuyo futuro era muy incierto a tenor de la delicada situación financiera en la que se encontraba el grupo brasileño, y la demostración de que todavía hay personas que arriesgan su dinero y se endeudan porque creen en este país y en el desarrollo de su industria.
Con Sidenor de vuelta a casa, es un buen momento para que de una vez por todas se acometa cuanto antes un plan de reestructuración del sector siderúrgico vasco, sobre todo en aquellas plantas que producen productos largos o destinados a la construcción, con el fin de evitar más cierres y salvar aquellas plantas susceptibles de mantener su actividad.
De las tres plantas que producen ahora para el sector de la construcción, de las que dos son de ArcelorMittal, situadas en las localidades guipuzcoanas de Olaberria y Bergara, y la tercera propiedad del grupo Celsa en Trapaga (Bizkaia), una de ellas comienza a presentar signos de grave preocupación sobre su futuro.
ArcelorMittal ha puesto el cartel de “Se vende” en la planta de Bergara en un paquete en la que incluía también la de Zaragoza, dedicada también a producto largo y corrugado, tras cerrar Zumarraga y continuar con ese paripé de sistema de trabajo que está aplicando en la ACB de Sestao, donde se trabaja solo los fines de semana. Los deseos de la multinacional angloindia no se han podido cumplir en su totalidad porque en el mes de julio se ha desprendido de la fábrica de Zaragoza, adquirida por el grupo gallego Megasa, pero no de la de Bergara, por la que no estaba interesado. De hecho, los trabajadores de esta planta han comenzado a realizar paros denunciando la falta de información que tienen y el silencio que mantiene la dirección a las peticiones de reunión formuladas por sus representantes.
Algunos inversores han visitado tanto la planta de Bergara como la de Zumarraga, sin que de momento haya noticias positivas sobre estas dos plantas que eran complementarias, ya que la segunda,-mientras estaba operativa-, suministraba materia prima a la situada en la comarca de Debagoiena, al carecer de acería. La necesidad que tiene Bergara de depender de otros para el suministro de acero le hace ser especialmente vulnerable y, por consiguiente, poco atractiva para un posible inversor.
Antes de que Bergara pase a formar parte de la lista de cierres iniciada por Corrugados Azpeitia y seguida por ArcelorMittal Zumarraga bueno será que desde las instituciones públicas vascas se pongan en marcha actuaciones para recuperar un subsector como el del acero para la construcción antes de que sea demasiado tarde, a tenor de los planes que parece tener la multinacional angloindia.