Cada temporada los espectadores le damos a Telecinco la razón. Ver las miserias de los famosetes en tanga y bikini en Supervivientes en las recónditas playas de Honduras nos pone. Lo que además nos sigue poniendo son los debates que se montan posteriormente, según hablan los audímetros que miden la audiencia. Un género con el que se consigue alargar estos programas cuya carísima producción deben rentabilizar todo lo posible, como también le sucede a los de El conquistador del Amazonas en ETB 2. La idea es crear una realidad paralela de la que hablar como tema recurrente. Vamos que en vez de preguntar por el tiempo uno puede decir: “pues ya verás como ahora los Anacondas empiezan a la greña”. O que el vecino te guiñe un ojo y te diga “viste cómo le cuelgan las mangas a Mila Ximénez”. Algo así es lo que se pretende pero no termina de cuajar. La gente es muy pudorosa con sus gustos y vicios. Ver realities es algo muy frecuente pero no todo el mundo se atreve a reconocerlo en público. Vamos que para sacar el tema uno tiene que tener ya el convencimiento de que el interlocutor también cojea del mismo gusto. Y es que en esto de no ver los realities, también hay muchos militantes. Gentes que saltan Telecinco con el convencimiento de que nada de lo que ponga esa cadena les va a interesar. Es posible que estos mismos pasaran del botón número 5 por el estreno de Mi casa es la tuya de Bertín Osborne. Ayer bromearon anunciando que su próximo invitado en lugar de ser Ágatha Ruiz de Prada y Pedro J. Ramírez, sería un inspector de Hacienda. Hoy se sabrá si el resultado de los más de 4.000 audímetros medirán si la codicia de los presentadores de televisión que aparecieron en los papeles de Panamá, son espectadores en negro o el público de verdad les pasa factura. Ya les contaré.