la Sexta estrenó en la noche del pasado miércoles una serie que lleva por título Merlí, que hace mención al nombre de un profesor, trufado de genio pedagógico y gamberro, y que dejó buen sabor de boca a lo largo de los dos episodios emitidos en primera comparecencia en pantalla. Las entregas Los peripatéticos y Platón sirvieron para ir presentando a personajes de carne y hueso, que si las cosas de la audiencia ruedan bien, servirán para incorporarlos al Olimpo del consumo televisivo.
Los directivos de la cadena han confiado en la serie y con notable valentía nos van a contar las peripecias de alumnos, profesores y familiares del entorno de un instituto catalán de bachillerato, donde el profesor Merlí Bergerón quiere desarrollar un estilo cercano, flexible y casi compañero para los alumnos en un momento delicado de su frágil existir.
La circunstancia de que un alumno sea hijo del profesor de Filosofía pone cierto morbo y tensión argumental al relato, que, por lo visto en su debut, se consume con extrema facilidad en base a tipos habituales en la vida de un instituto e interpretados por actores conocidos en Catalunya y más bien desconocidos en el resto del territorio. Una producción catalana (TV3), con referencias a esa comunidad que puede marcar estilo y tendencia en la trayectoria de los seriales en nuestras teles como ya ocurriera antes con los vascos. Una comedia de situación natural y fresca, donde todo lo que ocurre es narración habitual de nuestra cotidiana realidad, con protagonistas calcados de la vida, entre los que destaca Merlí, un perfil que ha crecido en los dos capítulos vistos y que será pivote sobre el que avanzan vida y obra de la humana comedia. Una ventana de aire fresco en las historietas de familias, personajes, protagonistas y antagonistas de un producto de entretenimiento y distracción, con un modo de hacer cercano y empático. Merlí Bergerón (Francesc Orella), profesor de Filosofía ya ha entrado en nuestras vidas.