La capacidad imaginativa y creadora del patrón de Mediaset tiene una acusada cualidad para olisquear audiencias cutres pero millonarias, audiencias amarillistas pero jugosas para el negocio, audiencias sensibleras pero capaces de alimentar un chiringuito mediático populista y fiel a los productos que se programen desde la tele del escándalo, el grito y la descarnada pelea en los platós.

El capo de Mediaset luce medallas de mérito en su pechera ejecutiva por haber mantenido en pie dieciséis ediciones del reality GH, que volverá y repetirá ad aeternum hasta que la agridulce presentadora Mercedes Milá caiga fulminada por el estrés y la edad, circunstancia que evidentemente no deseamos. Sin solución de continuidad Signore Vasile ya tiene preparado un programa de GH, en edición pomposamente llamada VIP, aunque uno no sabe dónde están los vips, porque los concursantes seleccionados son morralla, pasto de paparazzi y quincallería televisiva en mal estado.

La galería de nombres anunciados recoge a especímenes como Rappel, el engaño hecho persona; Rosa Benito, la más célebre cornuda del monárquico país; el gran hombre Pequeño Nicolás, el asaltacarteras Julián Contreras o la célebre concejala Carmen López, de Ciudadanos, que desnudó sus carnes con inusitada facilidad y descaro al tiempo que demandaba le pagasen viajes a USA de carácter particular. Una muchacha aventajada, una negra corderita del rebaño de Albert Rivera que quiere refundar la patria de los Católicos Reyes, si se descuidan Rajoy y Sánchez, que últimamente no andan muy despiertos.

El chiringuito mediático se abrió hace un par de jornadas y los gestores de Telecinco rumian triunfos y mieles y hasta alguno puede estar maquinando un GH de políticos, no de primera fila, pero sí de interesantes mangantes de segunda, como el asustado diputado castellanoleonés De la Serna. ¡Tranquilos, que todo se andará!