Algo comienza a cambiar en el panorama televisivo. Algunos famosos de toda la vida se van a pequeñas cadenas a hacer su programa. Javier Sardá, por ejemplo, allá por octubre comenzará a emitir un programa científico llamado ADN Max, en Discovery Max. También Buenafuente se larga de la tele convencional, tras dos temporadas en La Sexta, con su programa En el aire, en el que no terminó de encontrarse redondo (algo le fallaba: la fórmula, sus ayudantes, el horario...). Ahora ha dado un brinco y se ha pasado a Movistar (por Dios, Perico Delgado: movis-tar, no leer moviestar). Y otra que también ha viajado, aunque sea fuera del plató en su regreso, ha sido Ana Rosa Quintana, que se ha ido a la casa de Pablo Iglesias a hacer un reportaje de situación o de puro cotilleo. Ha pasado todo el día con el de Podemos y luego han hecho un vídeo para resumirlo. Imágenes como Iglesias desmelenado, la nevera de Pablo y cosas así de íntimas y de cotidianas. No creo que Ana Rosa gane el Pulitzer por esta pieza, pero indica que la presentadora es capaz de salir de su jaula de oro y bajar a la calle, que es donde acostumbra a vivir la realidad.

Y otro que salta de medio es Iker Jiménez, que deja la SER para irse a la radio on line que han montado los de Mediaset. Un proyecto arriesgado, porque supone empezar de cero a alguien que lleva trece años en la cima de las ondas y que ahora tiene que hacerse de nuevo su ruta en este nueva manera de difundir llegada con Internet. Lo cierto es que Iker y Carmen Porter (la que tan mal imita Berto Romero), comienzan la undécima edición del programa Cuarto Milenio siguiendo los pasos de Félix Rodríguez de la Fuente. ¿No lo adivinan? Iker debe proponer que Félix no se estrelló en Alaska o algo así. Yo lo siento, pero los programas de Iker me dan mucho miedo, así que me tendrán que contar el final, porque ni pienso verlo ni oírlo en el ordenador.