Tejer mayorías
Aunque parezca paradójico, hoy no es el día. Cierto que hoy, 24 de mayo, los ciudadanos acudirán a las urnas a manifestar su voluntad libre, secreta y soberana, pero será mañana, conocido ya el resultado, cuando comience a hacerse realidad esa decisión. Será mañana cuando las ejecutivas de los partidos pisen suelo y emprendan la tarea de implicarse e implicar a los hasta hoy adversarios para tejer las mayorías necesarias capaces de liderar las instituciones en la nueva legislatura.
No puede negarse que sin conocer los resultados de las urnas lo hasta ahora dicho es pura especulación, pero valga lo constatado en todas las encuestas, todas, conocidas durante la campaña: no habrá mayorías absolutas en ninguna de las instituciones más significativas de Hego Euskalherria. No se darán ni en el Parlamento de Nafarroa, ni en cada uno de los territorios forales de la CAV, ni en los ayuntamientos de Iruñea, Bilbo, Gasteiz o Donostia. No queda otra que pactar.
No va a ser fácil, si se tiene en cuenta que en el transcurso de la campaña cada contendiente se ha empeñado en resaltar, incluso con trazo grueso, su propio modelo de gestión. Un modelo que, de alguna manera, pretendería transformar a la propia sociedad. Esta diferenciación de modelos complica lógicamente cualquier línea de acuerdos, especialmente cuando de salida se anuncian vetos, o impedimentos absolutos para pactar con algunos de los adversarios.
Siguiendo la especulación marcada por las encuestas, el escenario define unas líneas bastante claras respecto a las consecuencias electorales. En Nafarroa está en juego el cambio de progreso y en la CAV está en juego la hegemonía aber-tzale y la supuesta diferenciación de modelos.
De lo que puede deducirse de los sondeos, es en Nafarroa donde más complicado va a resultar lograr el objetivo de tejer una mayoría para el cambio de progreso tras veinte años de régimen de UPN. El anuncio de PSN y EH Bildu de que van a vetarse mutuamente hace aún menos posible una suma suficiente, ya de por sí enrevesada por la profusión de siglas que optan al Parlamento. Es imprescindible que sea una de ellas la que ocupe un espacio de centralidad sobre el que se base un futuro acuerdo múltiple, mientras que alguna otra logre el apoyo suficiente para ejercer de bisagra.
Va a ser preciso en Nafarroa un gran esfuerzo de generosidad para ceder aspiraciones, ambiciones y protagonismos con tal de lograr ese cambio tan claramente demandado por la sociedad navarra, harta ya de una forma de gobernar la Comunidad Foral a base de clientelismo, exclusión y prepotencia.
En otros términos se presenta el día después en la Comunidad Autónoma Vasca, donde también según la totalidad de las encuestas el espacio se presenta reducido para los partidos de ámbito estatal mientras parece clara la superioridad de los dos modelos abertzales, PNV y EH Bildu, que confrontan dos modelos enfrentados de sociedad que podría sintetizarse en profundización en el autogobierno, o construcción nacional.
No va a ser fácil, por no decir imposible, que puedan tejerse acuerdos de calado entre ambas fuerzas abertzales. No resulta sencillo, pisando suelo, apostar por la profundización y modernización del autogobierno y al mismo tiempo reivindicar la realidad de nación dentro de un Estado en absoluto dispuesto a avanzar en ese reconocimiento. Menos sencillo, aún, es pretender el salto en el vacío de una reivindicación ideológicamente asumida por la mayoría sociológica, a base de una supuesta confrontación democrática o desobediencia civil. Cierto que esa contradicción ha sido repetidamente agitada, y reprochada a veces con virulencia, durante la campaña electoral. Pero, conocidos los resultados electorales, no pueden tejerse acuerdos mientras siga manteniéndose -siquiera retóricamente- el todo o nada. Cuando en el fondo lo que se busca es la pura hegemonía, no pueden esperarse pactos, sino reproches. Lo que para unos es cobarde resignación constatada por la historia, para otros es utópica fanfarronada. Pobre e incumplido Estatuto, versus vergonzante acatamiento de la ley vigente. Discurso, sólo discurso, de independencia, frente a aceptación disimulada de ley de partidos, o ley de banderas, o lo que manden.
Ante la nula posibilidad de acuerdos entre las dos fuerzas dominantes, al menos de momento, y ante la muy posible realidad de que no vayan a darse mayorías ni en Nafarroa ni en la CAV, va a ser precisa una aproximación higiénica de quienes logren más apoyos al resto de las formaciones minoritarias que no por serlo quedan reducidas a meros outsiders. En ambas comunidades vascas, los minoritarios van a constituir el engranaje necesario para tejer mayorías sólidas que puedan afrontar los retos económicos, laborales, sanitarios, culturales, educacionales, políticos e identitarios que presenta el nuevo tiempo.
No va a ser fácil, por no decir imposible, que puedan tejerse acuerdos de calado entre las dos fuerzas abertzales tras estas elecciones