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La vida normal

La vida normal

pasado el período vacacional con retransmisiones penitenciales y películas laureadas, las televisiones de nuestra particular aldea global, vuelven a ofertarnos concursos, series, pasionales encuentros futboleros de euroliga y selección, y los habituales informativos que se parecen como gotas de agua mediáticas, planos, repetitivos y clonados. De nuevo, el personal consumidor se habituara a las parrillas de programación que van desde abril hasta el verano, época en que volverá a sestear la dinámica televisiva. El panorama general sigue en los parámetros habituales, con Tele 5 mandando en el ranking, Antena 3 intentado desesperadamente alcanzar a Aquiles, pero la tortuga de Planeta no acaba de encontrar un filón millonario y se tiene que conformar con segundona posición; las demás casi en el pozo del olvido, con La Sexta en su papel de contrapoder social y el emporio público anestesiado por una dirección que de democracia mediática sabe poco y de práctica nada. Y estamos ya instalados en le vida normal, del madrugar, currelar y descansar frente al televisor y nuestros días se llenarán de realitys extravagantes, informativos confeccionados por el mismo patrón, series de ficción del país o compradas en EEUU. La temporada primaveral amenazada con duelos de series de factura patria y El príncipe, Velvet, Aquí paz y después gloria se van a pelear por llevarse el gato al agua. Volvemos al eterno ritornello de las cosas sabidas, las programaciones desgastadas y el aburrimiento televisivo que conforma nuestro diario vivir, dejando trescientos minutos diarios de nuestras azacaneadas vidas en el altar digital de la tele.