-Parece que está de moda verlo todo negro en el rugby español: que si los portugueses nos mean detrás de la oreja (y es que el campeón de Portugal, el Direito, venció al VRAC Quesos Entrepinares en la final de la Copa Ibérica), que si Pablo Feijóo está quemado de tanto saltar de los torneos de seven al rugby a quince y viceversa, que si las selecciones aceleran su descenso? -corta el Marqués de Altamira desde su altura natural-, lo cierto es que el rugby español, partiendo de la nada y con su solo esfuerzo, ha llegado a alcanzar las más altas cotas de miseria. Así que no ha empeorado, está como siempre y no corre peligro de desaparecer. O no corre mayor peligro que en anteriores ocasiones en el pasado.

-Y ahora pasareis cuarenta meses de ayuno y penitencia en el desierto de la FIRA (la federación europea) lejos del paraíso de primavera eterna en que corrían ríos de leche de la IRB (la International Rugby Board) y goteaba la miel de las encinas institucionales -ya nadie escuchaba al Barón de La Florida, ni siquiera la patrulla de la Ertzaintza que lentamente contorneaba la plaza-, sometidos a las tentaciones del balón redondo y de sus placeres...

-Sigue habiendo el mismo problema de liderazgo y de planificación que ha habido toda la vida -me pareció oírle decir al Marqués de Altamira-, esperemos que no se contagie también por aquí, y que nuestros clubes no pierdan sus actuales fundamentos y sus horizontes.