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La Milá de culo

NO sé cuántos de ustedes habrán soportado las conductas dictatoriales de los adolescentes en el programa Hermano mayor de Cuatro. La verdad es que en el prime time del viernes es toda una manera heroica de acabar la semana. Al lado de la mala leche de estos jóvenes contra sus familias la voz de Belén Esteban o Kiko Matamoros en Sálvame de Luxe es poesía. Con todo, ambos programas están en las antípodas de los casos reales. Vale que hay chicos especializados en hacer la vida imposible a su entorno, pero es una pequeña minoría. Como tan poco son tantos los enganchados al cotilleo de Jorge Javier, esa fuente inagotable de televisión ¿cómo se dice? Eso que se mete en bolsas de plástico y se envía a una planta de reciclaje. ¡Eso!. También es cierto que si preguntas uno a uno es minoritaria la gente que sigue Gran Hermano y luego las audiencias, esa máquina de la verdad que le ponen al espectador, dicen que mienten. La que ha llegado a la conclusión de que tiene que darlo todo en cada programa es Mercedes Milá. El pasado jueves ejecutó el programa perfecto. Dijo que los andaluces trabajar, lo que se dice trabajar, solo lo hacen cuando salen fuera. Luego ya se pasó al lenguaje del tacto. Se dejó tocar una teta por parte de Cristian, el concursante expulsado y finalmente hizo una de las delicias de Bart Simpson: enseñar el culo. La profesión de periodista está muy mal, pero algunos insisten en empeorarla cada vez que tienen oportunidad. Mercedes Milá hizo muy bien el rollo provocador, recordó algo a los tiempos en los que entrevistaba en su programa La tele de tu vida al escritor Camilo José Cela, quien amenazaba con absorber analmente litro y medio de agua en una palangana. Pese a repetirlo Cela nunca llegó a hacerlo en público. Mercedes Milá ha hecho el pino puente. No sé qué piruetas y desnudos protagonizará de aquí a la final del programa.