DAVID Kaplan es un exdirectivo de Disney que asegura que por más que las nuevas tecnologías hayan simplificado la producción de televisión lo que sigue mandando es la audiencia y el dinero, y aquí yo añadiría el PP. El ejemplo de esto lo tenemos en la Fórmula 1, que allá donde va condiciona la programación de esa cadena. Ocurrió en Telecinco, luego en La Sexta y ahora en Antena 3, donde los informativos ya no solo hablan de Rajoy; mayormente los dedican al gran Dios del automovilismo, reencarnado en televisión en la figura de Lobato. Es posible que técnicamente la realización de este evento sea más sencilla, pero precisamente esta sencillez no hace nada porque el precio de este sea más llevadero. Ocurre lo mismo con el precio del fútbol. Los que lo explotan piden que se lo dejen en exclusiva. Y no para bajar el precio de los partidos, sino todo lo contrario. Que a estas alturas se implore que se deje el monopolio de una cadena en un tema como el fútbol es como dar un paso atrás en la economía de mercado. Pero en sí misma la concepción de la televisión es ya algo obsoleto. Una concesión que rompe todas las normas de la democracia y aquí entra el PP. Está ocurriendo en TVE y lo venimos denunciando en esta columna. El Partido Popular intenta colarse a marchas forzadas, intentando un giro a su favor que le ayude a sacar mayoría en Andalucía y Asturias. Los trabajadores de informativos han lanzado ya dos mensajes SOS porque les intentan imponer unos criterios informativos alejados de los periodísticos. Marcos López y María Casado denuncian que la información es la que la Junta electoral les obliga y no responde a los criterios periodísticos". El PP exige su propaganda. Se pasa por el forro los derechos de los ciudadanos.