Ingenuidad manifiesta
LA defensa de los trabajadores en las empresas de comunicación se produce por dos vías diferentes, paralelas e intocables: sindicatos y asociaciones, de larga tradición en el periodismo hispano. Asociacionismo y sindicalismo no se ven compatibles en la defensa de mejores condiciones salariales y sociales para los trabajadores y es metafísicamente imposible un encuentro solidario entre dos maneras muy distintas de entender y defender la realidad laboral y profesional. La Federación de Asociaciones de Prensa de España acaba de presentar en Pamplona una declaración de buenas intenciones que muestra el momento delicado de la profesión y sus condiciones laborales y empresariales en medio de una crisis que está removiendo los cimientos del modelo empresarial que anuncia el fin de una época de suculentos ingresos y enloquecidos crecimientos. La declaración defiende la posibilidad de hacer negocio y ganar dinero por parte de los inversores en los diferentes medios, desarrollando el aparato tecnológico y explorando nuevas fuentes de ingresos comerciales y publicitarios. Se alarma de la banalización del quehacer periodístico y defiende un periodismo de calidad, denunciando la precarización del empleo con abusiva presencia de becarios y licenciados en prácticas. Llama la atención que en un momento necesitado de medidas concretas e imaginativas, la FAPE clame por principios universales de la profesión y no ofrezca propuestas concretas para reflotar el modelo que hace aguas por todas partes. La declaración se queda en papel mojado, en ejercicio jeremíaco, en ingenuidad manifiesta cuando estamos en un momento necesitado de soluciones, de cambios en el modelo, de mejoría en la docencia universitaria para una nueva calidad del producto. El ejercicio de las lamentaciones, comprensible, corresponde a otra época.