Desde pequeños necesitamos seguir unas rutinas, que nos enseñan nuestra madre y padre, para sentirnos seguros y tranquilos en su ambiente. La rutina establece horarios y, además, son actos repetitivos que les ayudan a los peques a construir el equilibrio emocional, muy importante para la educación y la construcción de su personalidad. Ya de mayores será lo que hacemos en nuestra vida cotidiana, ¿lo que nos gustaría hacer? Nos encontramos con actividades -rutina de tipo obligatorio- y actividades -rutina de ocio-. Es en los adultos donde la falta de rutinas durante un tiempo prolongado tiene un alto coste mental. Por ello, la rutina, esta palabra tan denostada, rentabiliza nuestro tiempo y nuestro esfuerzo y nos da la oportunidad de vivir más intensamente aquello que nos interesa.