Dentro de poco cambiaremos el calendario. La vida sigue, pero la clave es poner chispa y realizar lo mejor que tenemos en la vida diaria. Con frecuencia empleamos expresiones tan genéricas y etéreas que no dicen nada. Todas las grandes ideas, como la felicidad, la paz, la justicia, la solidaridad, la fraternidad, etc. si no encuentran una realización concreta en cada uno de los hombres y mujeres con quienes me relaciono, de poco sirven, o peor aún, pueden ser palabras vacías que incluso desacreditan la utopía que expresan. ¿De qué le sirve a uno oír grandes proclamas sobre la justicia, si él en concreto se siente injustamente tratado? ¿Qué significa fraternidad para una persona que nunca se ha sentido amada? ¿Qué quiere decir felicidad para uno que jamás la ha experimentado? Hablamos de grandes proclamas pero lo que nos cuesta es aplicarlas en nuestra vida cotidiana. ¿Más que hablar de fraternidad no sería mejor comportarnos fraternalmente con el que está a nuestro lado? ¿Más que soñar con la felicidad mundial no sería mejor hacer feliz al que tenemos delante? ¿Más que hacer grandes proclamas sobre la paz y la solidaridad no sería mejor construir en el ambiente concreto donde diariamente vivimos y trabajamos ese mundo mejor y hacer un Año Nuevo siendo más justos y veraces con el prójimo?