En Donostia, los casos de edificios excedidos en altura y volumen en relación a los de su entorno, están empezando a constituir en sí mismos y como síntoma, un motivo de preocupación. De ellos, el mayor es el conjunto urbano del cerro de San Bartolomé, notoriamente excedido en volumen y altura, en mi opinión, tras un aumento de 8.050 m2 de edificabilidad residencial/rasante, cuando toda la parte baja de la urbanización estaba ya ejecutada. Junto a él, el edificio del colegio Summa de Aldapeta produce un impacto muy considerable dada su ubicación. Igualmente, la recién construida ikastola Zurriola de Ategorrieta, que en un entorno de baja edificabilidad ha conseguido un plan especial, por su utilidad social. A estos seguirán los que se piensa construir, como el taller ocupacional de Gureak en Berio, un nuevo centro para el Basque Culinary Center en el talud ajardinado de la Avda. de Navarra cedido para tal fin y que en mi opinión será una importante pérdida, en sí mismo y sobre todo de la oportunidad perdida de una actuación de conjunto en la explanada de Manteo para usos más necesarios, conservado este espacio verde. Por último, la prevista ubicación de un edificio dotacional de apartamentos para jóvenes y mayores, ganador del concurso de proyectos, en un pequeño espacio verde cedido al Gobierno Vasco junto al acceso a la Variante, en Riberas de Loiola, ha desatado las protestas de vecinos y ciudadanos por su desacertada ubicación para un edificio con dos altas torres en un barrio ya construido y con sus propias necesidades. Tras estas protestas, se han conocido opiniones tanto de arquitectos como de los últimos concejales de urbanismo y de la actual, Nekane Arzallus, y del recién nombrado director de urbanismo, Jon Chávarri. Estas opiniones sobre el proyecto han derivado en gran medida a la conveniencia de la construcción en altura, considerando que es ese el motivo del rechazo. Las posiciones se reparten entre los que la consideran imprescindible por lo general, a otras que, más que adoptar una posición generalizable, consideran sobre todo la idoneidad del proyecto. Como dice el director de Urbanismo, depende “del dónde” y “del cómo”. El argumento a favor de la construcción en altura es que se obtiene más espacio libre para el mismo volumen edificado. Es cierto que se obtiene una reducción del suelo ocupado por el propio edificio, pero es necesario un aumento proporcional de los espacios libres para que la relación no se incline a favor del volumen edificado. La presión sobre el suelo actúa negativamente como se puede ver en los desarrollos que se están realizando produciendo una escasez de espacios públicos verdes y de expansión, así como de espacio para arbolado en las calles. Por otro lado, la edificación en altura puede no ser adecuada en entornos de valor natural o paisajístico. El futuro Plan General de Donostia, para el que ya se encargan los estudios diagnósticos previos, deberá priorizar la calidad por encima de la cantidad y contrarrestar la tendencia actual.Jose Angel Eizmendi Landa