La economía mundial se encuentra en desabastecimiento debido al aumento del consumo online, a la gran demanda de productos fabricados en China, así como la escasez de contenedores y a las medidas covid en los puertos. Y es que las consecuencias de la pandemia sufrida por el covid-19 ha afectado a la cadena de suministros globales y ‘’se le ven las costuras’’ con una demanda creciente con motivo del Black Friday y la Navidad. Se prevé que la escasez de productos y materias primas se extienda también durante 2022, pero lo que más teme el mercado es el efecto rebaño, dado el desabastecimiento los consumidores comprarán con más antelación productos aunque no lo necesiten. Esto recuerda a la etapa cuando se decretó el confinamiento por la pandemia, escaseando el papel higiénico y más tarde productos como la harina o la levadura. La solución podría ser la puesta en marcha de una campaña de relocalización de la industria, para la parte de la producción que salió de España.No digo nada del otro mundo. Desgraciadamente es una realidad que cada vez está más presente entre nosotros. Conocemos casos en nuestro entorno. Simplemente quiero mostrar mi respeto a esta trágica estampa de la muerte. Los acompañamientos psicológicos y médicos son cada vez más importantes. Hay una frase terrible y certera del novelista francés Honoré de Balzac (1779-1850): “La resignación es un suicidio cotidiano”. La resignación no es el aguante. Sin lugar a dudas es positivo el aguante, es la valentía perseverante ante la adversidad. La resignación, en cambio, según Balzac, significa dejarse arrastrar por la contrariedad e implica un suicidio cotidiano. La mala resignación significa no hacer nada y hundirse en el hoyo más profundamente, lo que conduce a la muerte. Cuando cerca de nosotros ocurre esta tragedia vamos buscando las causas: trastornos psicológicos, enfermedades incurables, profundas decepciones y prolongadas depresiones, problemas económicos, afectivos... Simplemente, como un ciudadano de la calle, quiero mostrar mi respeto ante quien haya tomado tal decisión, pero sin lugar a dudas necesitamos más escucha, más comprensión y más cercanía. Es fundamental el servicio de los centros del Teléfono de la Esperanza, como ayudas psicomédicas al problema de las enfermedades mentales, pero también debería invitarnos a pensar en las personas cercanas que necesitan de nuestro apoyo y de nuestra solidaridad.