Si normalidad le llaman a que dejen los parques, calles y plazas llenas de botellas rotas y tetrabrics vacíos; si normalidad le llaman a pagar la luz a doblón; si normalidad llaman a que a las nueve de la noche se coloquen debajo de tu salón a berrear con una guitarra, me marcho a una isla griega con los refugiados para que me olviden y pierdo el derecho a vivir normal, porque tengo que huir del desastre. Si normal consideras que te machaque la policía y los jueces, porque quieres un referéndum; si normal consideras que te pongan en la rueda todos los palos posibles habidos y por haber, porque quieres que en tu propia tierra, Navarra, se hable y se aprenda su lengua sin cortapisas, el euskera, apaga y vámonos. Mejor es ir a sufrir a otra parte por razones serias.