También creo en la justicia, siempre que quienes estén al servicio de ambas lo estén por encima de todas la cosas. Esta introducción responde a un artículo de prensa titulado Yo creo en la ciencia en el que se profesaban dos actos de fe a modo de axioma: “Creo en el poder de la ciencia, que ha tenido que aguantar toda clase de argumentos sin base científica. Las vacunas han encendido la luz al final del túnel pandémico”.Al ser una afirmación genérica, no puedo ni reafirmar ni rebatir el primero, pero sí decir que su autor debe abarcar un gran conocimiento sobre biología, epidemiología, virología, etc. para poder asegurar que los argumentos que desdicen la versión de la ciencia oficial no tienen base científica.No con los de aquí, pero sí con datos asimilables de países más generosos en estadística sanitaria, principalmente anglosajones e Israel, se puede desdecir el otro; pero como en esta segunda fase no se asume alarmar... mejor callo.En breve viviremos las consecuencias del frío y menos horas de sol. Patologías causadas por la gripe estacional, por cualquier variante del SARS-Cov2 o por un nuevo virus alterado expresarán síntomas como problemas respiratorios y cardíacos, principalmente, afectando sobre todo a personas mayores. Si los jóvenes están menos expuestos a esos agentes patógenos, ¿a qué se debe que la franja de edad con esas afecciones haya bajado en los países mencionados? Hoy aquí no tenemos ese dato, pero en meses venideros las esquelas de los periódicos... quizás podrían alarmarnos por sí mismas.