Cuando obstinadamente se niega la legalidad del Gobierno y se afirma que Sánchez no debería ser presidente, se incendia la calle. El Partido Popular, como hizo en su día con Zapatero, no ha cesado de repetir que Sánchez es un “traidor, okupa, felón, incapaz, ilegítimo, ridículo, ególatra, mentiroso compulsivo, incompetente, mediocre...”. Y eso que fueron a colegios de pago. Asimismo, las portadas de la prensa de la caverna son el paradigma de lo que no debe ser el periodismo democrático. En este caldeado ambiente, algunos patriotas sostienen que Sánchez ocupa un lugar que no le pertenece y el odio crece y brota -de momento- en forma de insulto. Abucheos y silbidos son inherentes al cargo. Los insultos, jamás. No es libertad, es un peligroso gesto antidemocrático que se impone y extiende cuando el PP pierde el poder y muestra de pésima educación institucional. ¿Quieren convertir la bandera, el himno y el 12 de octubre en símbolos partidistas? ¿Qué patria anhelan? ¿Una donde no cabemos todos?Ya se sabe que los gustos son polisémicos, van y vienen: tortilla con cebolla o sin, fritada de ajos o no sobre un rodaballo, políticos incongruentes que revolotean cual si fueran engullidos por un tornado. En fin, extrañas maniobras que, lejos de pasar desapercibidas, crean mosqueo y discordia. El término que se usa para definir el cambio de agujas que permite mudar de una vía a otra, derecha o izquierda, se llama puerta giratoria. Ahora bien, ¿es lo mismo ambición que codicia? Podría interpretarse como equivalente, pero intentar medrar en la profesión que cada cual desempeña es legítimo. Cosa distinta sucede cuando para llegar a tal fin, se profana la lealtad, fidelidad, principios y confianza depositados por quienes aceptaron el honor de la palabra dada y remuneraron sus servicios, sea empresa, partido político o cualquiera otra ocupación. Esto último se llama cambiar de chaqueta y también de sastre. El penúltimo caso pasó de tertuliano socialista de encendidos discursos antilobistas a deslumbrante por gratificado fichaje por su otrora contendiente Iberdrola.