El proyecto se quedó congelado durante la pandemia. Se reactivó de repente y entonces todo fueron prisas. Teníamos apenas unas horas para actualizar una oferta con todos los costes al alza y proveedores en celo. Y decidir. Sin visitas; sin reuniones. Eran lentejas. Hubo presión como para inflar un dirigible. También hubo voluntad por parte de todos y un objetivo común. Comerciales, clientes, proveedores y directivos trabajamos para cerrar un pedido a dos minutos de la campana. Nos quedaron unas lentejas más que decentes. Me pregunto por qué quienes deciden nuestros designios no son capaces de hacer lo mismo. Solo hace falta entender qué significa llegar a un acuerdo y disponer de una mesa, un objetivo y voluntad. También ayuda saber que hay una campana.