l pasado 16 de abril el Ayuntamiento de Errenteria informó sobre el proceso de revisión del Plan General. No está de más recordar, para contextualizar, que este proceso debería haberse realizado en 2012, hace nueve años. Una vez leído el acuerdo de la Junta de Gobierno del 22 de diciembre de 2020, queremos hacer pública una de nuestras dudas sobre este proceso, que creemos pueden ser compartidas por más personas.Nos referimos al tiempo de vigencia que se le pretende dar al nuevo Plan General que, como todo el documento, entendemos está sujeto a variaciones. Estamos convencidos de que el plazo elegido (15 años) no ha sido al azar y creemos que se deben aclarar los criterios técnicos, políticos o de otra índole utilizados para ello. Aclaración necesaria para aquellos que creemos que ese plazo es demasiado amplio y que, por tal motivo, puede ser negativo para los intereses de los vecinos de este municipio.Olvidar nuestra historia puede provocar volver a repetir los mismos errores. Hay que recordar que el Plan General que se va a revisar tenía una vigencia de ocho años para ejecutar todo lo que había planificado. Sin embargo, el porcentaje de ejecución en el plazo de vigencia supera solo un 30%. Pero es que en el doble de tiempo la ejecución supera solo el 50%.Si alguien ponía en cuestión que, además de no responder a los intereses de los vecinos, difícilmente se iba a ejecutar lo planificado, se le contestaba que todo estaba perfectamente justificado técnica y económicamente… la realidad ha sido otra. Visto lo ocurrido con el plan actual, y entendiendo que también se argumentará que la planificación está justificada técnica y económicamente, siguiendo con este símil, podríamos situarnos en 2050. Creemos que lo más razonable es revisar a la baja el plazo propuesto para el nuevo plan, porque las grandes incertidumbres económicas y medio ambientales de esta situación de emergencia climática global que nos afecta van a exigir la adaptación continua de los marcos jurídicos que regulan ambas materias, excluyendo herramientas a largo plazo por el riesgo de que se queden obsoletas o incluso sean mejorables por las adaptaciones de las normativas generales o sectoriales que se puedan producir en ese largo espacio de tiempo. No podemos hipotecar a tan largo plazo las necesidades y las mejoras que puedan necesitar los vecinos, como se ha hecho con el plan actual.