La rabia, esa sensación tan intensa que experimentamos todos alguna vez en la vida, nace de lo más hondo de nosotros. Como si de un volcán durmiente se tratase, empujada por la impotencia acumulada, erupciona sin control. Es una de las sensaciones más intensas que se pueden experimentar. Es el dolor en su forma más salvaje, combinado con el miedo más oscuro. Hay veces que aparece de una manera tan explosiva que no somos conscientes de ella hasta pasado su auge. Otras, en cambio, es un proceso mucho más largo, y aunque su intensidad no sea tal, la prolongación en el tiempo la hace insoportable. Sientes cómo se apodera de tu cuerpo, y sobre todo de tu mente. Es tal su fuerza que necesita toda nuestra energía y concentración, y provoca una fijación obsesiva por aquello que la origina.Controlarla no es la solución. Es como una bestia salvaje que vive en cautividad, reducirla en una jaula no hace más que empeorarlo. En cuanto vea una fisura en una de las rejas atacará con toda su fuerza para poder salir. Cuanto más intentes reducirla, mayor será su hostilidad. Se ha de buscar la manera de liberarla, pero sin dañarte ni dañar a los que te rodean. Para ello, es importante dar el paso antes de que se vuelva feroz e incontrolable.Una persona que erupciona de rabia está gritando por ayuda. El dolor se ha vuelto tan intenso que ya no lo puede enterrar en el fondo de su ser, y la impotencia se ha hecho tan grande que empuja con fuerza ese sentimiento hacia el exterior. Hay gente que colecciona bestias en su interior, tantas que ya se vuelven ellos los que viven dentro de las bestias. Han intentado con tanta fuerza encerrar sus sentimientos que han acabado enterrándose a ellos mismos. La rabia los consume, poco a poco, hasta que no quede nada de lo que un día fueron.Busca tu manera para liberar tus bestias, pero no olvides que lo importante no es saber liberarlas, sino no llegar a cautivarlas nunca. Expresa y gestiona tus sentimientos, aprende a modularlos antes de que ellos te modulen a ti. Sé fuerte, pero no te hagas el fuerte. Aguanta, pero no te aguantes. Vive, pero no te desvivas.