Esto que voy a decir no es nuevo, es más, se está convirtiendo en algo muy repetitivo, pero no soporto a quien no se pone la mascarilla o lo hace inadecuadamente. Me parece una falta de respeto a los demás, e incluso a su propia vida, porque todas están en juego, también las de aquellos que se creen que los demás la llevamos por vicio. Y sé que hay quien también se niega a ponérsela en su centro de trabajo, en lugares cerrados donde, nos han informado hasta la saciedad, el riesgo de contagio es mayor. Sé de algún caso en el que incluso en oficinas de instituciones oficiales hay compañeros que se niegan a ponérsela y cuando se ha intentado denunciar han invitado al denunciante a que recurra a su jefe que, ¡oh!, tampoco se la pone. ¿Qué se hace entonces?