O de psicoanalista, para entendernos. Y, si profundizamos, de psicólogo, psiquiatra, o de los dos juntos. El alicantino transmite la imagen de un ser atormentado, resentido, fullero hasta límites insospechados, constituyendo un ejemplo de lo que es la doble moral en su versión más primaria.Pero siendo grave, muy grave, lo antedicho, lo es más que su filosofía de vida la haya inoculado a un grupo de futbolistas, el Getafe, también conocido, nunca mejor dicho, por el Geta, que jornada a jornada nos hace recordar alguna obra de culto dirigida por Sam Peckinpah, del estilo de Grupo Salvaje.Acabo: y si algo no acepto es ese sofisma de que juegan al límite, salvo que este sea sinónimo de entradas canallescas y todo tipo de artimañas. Y como un ejemplo, en ocasiones, vale más que una conferencia, ahí está el caso del sevillista Ocampos. Afortunadamente Illarramendi tuvo más suerte el pasado domingo, porque si no…