La monarquía desbordada por sus sucios hechos en los que jamás se ha visto el bien de España, al contrario eran chanchullos a su mayor gloria y por sus fieles maquinando como en el 23-F que ellos mismos se dieran el autogolpe, para mayor gloria del hoy emérito huido, ayudado por sus más íntimos guardaespaldas. Todos los monárquicos son súbditos, es decir van tras las personas con títulos nobiliarios que se reparten entre ellos y sus más afines. Los “grandes” que dirigirán según la música que toquen los serviles al nuevo jefe, dejando de ser ciudadanos libres para ser borregos. Todo lo contrario de lo que debe ser la persona que se considera natural, es decir “demócrata”, Según el ínclito cuando le convino, con cara compungida dijo “todos somos iguales ante la Ley”, todo lo contrario de lo que él significaba. En el siglo en que vivimos, nadie es más ni menos que cualquiera.